Aunque la ruptura sentimental con una pareja es una tormenta, para una de cada diez relaciones rotas
hay una segunda oportunidad. Para ellas, los conflictos generados no sólo deben afrontarse
con sinceridad, poniendo las cartas sobre la mesa, sino que abogan por la reflexión y el análisis.
Los terapeutas de pareja revelan que las rupturas sentimentales suelen ser una especie de huida hacia
delante, fijando los puntos de atención en otros focos, dejando de lado la relación.
Recomenzar con la pareja implica pues analizar lo sucedido, reflexionar sobre los objetivos
de pareja y armarse de una buena dosis de paciencia para asumir el nuevo compromiso.
Crisis latentes
Una de las causas más frecuentes del desamor es olvidar qué es lo que nos enamoró del otro.
Y recuperar ese interés por el otro es la clave principal para disfrutar de una segunda
oportunidad con posibilidades de éxito.
El peor enemigo son las crisis latentes,
los reproches escondidos, los malentendidos acallados.
Es mejor enfrentarse siempre a un obstáculo que dejarlo pasar,
pensando en que se arreglará solo. Y si eso es importante en cualquier relación de pareja,
más aún cuando hablamos de relaciones que se retoman tras una profunda crisis.
No valen medias tintas. El compromiso debe ser total.
Cómo encarrilar la situación
Empezar de nuevo con la misma pareja no puede partir de cero.
Las vivencias, las experiencias, todo el pasado compartido pesa lo suyo y debe asumirse.
Eso sí, merece la pena invertir tiempo y dedicación en analizar las causas del desencuentro,
en reflexionar sobre lo que nos ha separado del otro, para encauzar la relación por otros caminos.
Un análisis que debe incluir tanto las causas ajenas como las propias, reconociendo
la responsabilidad en lo sucedido. Sin ello, no es posible empezar de nuevo.
La empatía, para ponerse en la piel del otro y entender cómo vive la relación, y la buena
comunicación son básicas para conseguirlo.
Junto a estas dos habilidades emocionales, una tercera igualmente imprescindible, la reciprocidad.
Con frecuencia nos olvidamos de que la relación es un compromiso en el
que ambas partes deben enriquecerse, deben ganar por igual, para evitar enfrentamientos.