Cuando me llamaba por mi nombre
era la señal que enfrentaría la verdad
de su corazón porque en esos momentos
no era el poeta, el ángel que en el vuelo
de sus palabras dibujaban un mundo
de sueños y de fantasías,
no era el escritor que en su pluma
llenaba su alma de inspiración para
convertirla en la musa de su paraíso, su oasis, su edén.
-Miguel yo te amo a ti, eres mi hombre, mi señor.
Me dejaba sin aliento, me dejaba sin saber
qué responder y sin saber qué hacer porque
era inmensa la distancia que la separaba
de mi cuerpo, porque sus labios no rozaban
los míos ni siquiera por unos instantes,ç
porque mis dedos buscaban las líneas
de su espalda en la dirección justa de su gloria,
porque el sudor de mi pecho iluminaba
las estrellas de su placer en la utopía
de mi destino y en el silencio de mi condena.
-Yo te amo aún más y tú lo sabes.