EL MATE
¿Cuál es el origen del mate?
Su origen se remonta a los pueblos guaraníes, que utilizaban las hojas del árbol
como bebida, objeto de culto y moneda de cambio.
Durante las largas travesías por la selva, los conquistadores españoles notaron que
los guaraníes tenían mayor resistencia luego de tomar esta bebida sagrada.
El mate es una infusión a base de hojas de yerba mate, planta originaria de las cuencas
de los ríos Paraguay y Paraná, en Sudamérica.
La yerba mate está formada por hojas que son secadas, cortadas y molidas,
que tienen sabor amargo debido a los taninos que contienen.
El nombre "mate" llegó mucho tiempo después, cuando la infusión comenzó a servirse en
cuencos que se formaban ahuecando la calabaza.
La palabra proviene del quichua "mati", que significa calabaza.
La interacción con la orden católica de los jesuitas que misionaron en la Mesopotamia
la que terminó de moldear la forma en que actualmente se lo bebe, mezclado
con agua caliente en un recipiente y sorbido con una bombilla
La especialista Valeria Trápaga sommelier de yerba mate, afirma que
“cuando el mate nace como infusión entre los guaraníes, antes de la llegada de los
padres jesuitas, bebían la infusión en un cuenco que se iban pasando de
mano en mano y filtrando las hojas del líquido entre los dientes”.
“Pero al tiempo, y junto con la llegada de los jesuitas, aparece esta manera distinta
de poder tomarla y compartirla”, refuerza. Con respecto al recipiente de calabaza
-llamado Lagenaria vulgaris-, explica que los guaraníes le daban utilidades múltiples,
como si fuera su vajilla y por eso la utilizaron también para el mate.
Según la sommelier, esa forma de beber la infusión “facilitó a los padres jesuitas el hecho
de poder compartir el mate con los guaraníes”, lo que, se infiere, fue un un modo
más de comunicación entre los españoles y los nativos.
De esta manera fue que tomar mate se transformó en una de las tradiciones que,
como pocas, no sólo se mantiene sino que además se expande en todo el mundo.
En la actualidad, en Argentina se consumen alrededor de 100 litros de mate
al año por persona, de acuerdo a las estadísticas del Instituto Nacional de la Yerba Mate.
“Frente al mate somos todos iguales”, subraya Valeria Trápaga,
quien sostiene que esto es una herencia de los guaraníes:
"Ellos consideraban que no era más rico el que más tenía si no el que mayor capacidad
tuviera de compartir los bienes materiales y espirituales con los demás”.
Para los argentinos, el mate es un ritual “ligado a la sociabilización y al afecto”
y que incluso “es distinto para el uruguayo, que lo usa como una extensión de su propio
cuerpo y tiene un hábito más individual de tomarlo”, compara la sommelier.
“El mate va a estar siempre vigente con lo que está impreso en su ADN.
Es compartir, acercarse, es esa infusión única en el mundo que tiene esta particularidad
de ser convidada y de ser cebada, no es servida.
Y el cebar implica una cuota de afecto y de intención para preparar algo rico para
el que lo recibe, por lo tanto, siempre tiene que haber otro,
un ida y vuelta”, concluye.
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