No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. Mateo 7.6
Yo creo que este versiculo se refiere a nuestra capacidad, dada por Dios, de amarnos unos a otros. Si tú y yo tenemos una capacidad y una orden de Dios de amar a otros, pero en un lugar de eso, los juzgamos y criticamos, hemos tomado lo santo (el amor) y lo hemos echado ante los perros y cerdos (espíritus diabolicos). Hemos abierto una puerta para que ellos pisoteen las cosas santas y se vuelvan y nos hagan pedazos. Nos hace falta ver que "el andar en amor" es lo que nos protege de los ataques demoniacos. Yo no creo que el diablo pueda hacerle mucho daño a alguien que realmente anda en amor. Cuando quedé embarazada de nuestro cuarto hijo, era cristiana, bautizada en el Espiritu Santo, llamada al ministerio y estudiosa asidua de la Biblia. Había aprendido acerca de ejercer mi fe para sanidad. No obstante, durante los primeros tres meses de mi embarazo, estuve sumamente enferma. Perdí peso y energia. Me pasaba la mayor parte del tiempo acostada en el sofá, con nauseas y tan cansada que a duras penas podía moverme. Esta situación me tenia perpleja, puesto que me había sentido maravillosamente durante mis otros tres embarazos, cuando no sabía mucho de la Palabra de Dios, a pesar de que iba a la iglesia y no ejercitaba mi fe en cosa alguna. Sin embargo, ahora que estaba familiarizada con las promesas de Dios, estaba enferma... ¡ y por mas que oraba a Dios y reprendia al demonio, el problema seguía! Un dia estando en cama y escuchando como mi esposo y mis hijos se divertian en el patio, le pregunté molesta a Dios: "¿Que es lo que está mal en mi? ¿Por qué estoy tan enferma? ¿Y por qué no me recupero?" El Espiritu Santo me incitó a leer Mateo 7. Le pregunté al Señor qué tenía que ver ese pasaje conmigo y mi salud. Segui sintiendo que debia leerlo una y otra vez. Finalmente, Dios me hizo recordar un suceso que había tenido lugar dos años antes. Yo había dirigido y enseñado un estudio biblico en una casa, al cual venia una joven que llamaremos Jane. Jane asistia al curso fielmente hasta que quedó embarazada, pero entonces se le hizo muy dificil reunirse con nosotros regularmente, porque siempre estaba cansada y sintiendose mal. Mientras yacia en mi cama aquel dia, recordé que otra "hermana cristiana" y yo habiamos comentado, enjuiciado y criticado a Jane porque" simplemente no se sobreponía" a sus circunstancias y venia asiduamente al estudio biblico. Jamás le ofrecimos ayuda de ninguna clase. Nos limitamos a formar una opinion de que ella se estaba aflojando y usaba su embarazo como excusa para su pereza. Ahora yo estaba en las mismas circunstancias que Jane habia estado dos años antes. Dios me mostró que a pesar de que yo había permanecido saludable durante mis primeros tres embarazos, le había abierto una puerta enorme al diablo por mi juicio y critica. Había tomado mis perlas, lo santo (mi capacidad para amar a Jane), las había echado delante de los perros y cerdos, y ahora ellos se habian vuelto y me despedazaban. Puedo asegurarte que me arrepentí inmediatamente. Tan pronto lo hice, recupere la salud,y me mantuve bien durante todo lo que restó de mi embarazo. De este incidente aprendí una lección importante acerca de los peligros de juzgar y criticar a otros. Me gustaría decir que despues de esa experiencia, nunca volví a cometer el mismo error, pero siento tener que confesar que he cometido muchos errores semejantes desde entonces. Cada vez que he recaido, Dios ha tenido que lidiar conmigo, por lo cual estoy agradecida...Joyce Meyer