Dios, habiendo hablad muchas veces y de muchas en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,
a quien constituyó heredero de todo, y por quie asimismo hizo el universo.Hebreos 1:1-2
Por tanto,
es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído,
no sea que nos deslicemos.
Hebreos  2:1.
 
 
¿Escuchar o colgar?

 

       Un habitante de Boston, con quien el presidente de los Estados Unidos procuraba comunicarse por teléfono, había colgado varias veces sin contestar. ¡No podía creer que el presidente en persona deseara hablarle! Finalmente la telefonista logró convencerlo y se pudo entablar la conversación.
       Nos llama alguien mucho más importante que el jefe de uno de los más grandes países del mundo. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”, dice el Señor (Apocalipsis 3:20). Él no se impone, simplemente llama. Dios, quien tiene derechos sobre su criatura, quiere tomar posesión de su ser moral y entrar a él.
       “En una o en dos maneras habla Dios… para quitar al hombre de su obra” (Job 33:14 y 17) y apartarlo de sus malas acciones, de su camino de perdición, y para enseñarle la felicidad. ¿Escuchamos su voz insistente y llena de amor? Dios se dirige a usted a través de la Biblia, su verdadera Palabra. En otros tiempos habló por medio de sus profetas. Luego habló por Jesús, su Hijo. ¡Hoy le habla, por ejemplo a través de esta hoja! Los que no quieran escuchar Su voz en gracia, la oirán en juicio, porque "De cierto, de cierto os digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán (Juan5:25). 

 

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