LAS PERSONAS que tienen un profundo deseo de agradar a Dios puede que no se comporten perfectamente todo el tiempo, pero siguen hacia delante y siempre tienen la actitud de querer mejorar.
Dios es un Dios de corazones. El ve y le importa nuestra actitud de corazon aun mas que nuestro comportamiento
Dios prefiere tener un creyente con un buen corazón y un comportamiento menos que perfecto que tener un creyente con un comportamiento perfecto y un corazon impuro. Joyce Meyer