Muerte reconciliatoria
"Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios
por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos
recibido hemos recibido ahora la reconciliación.
(Romanos 5:11).
El carácter de la muerte de Cristo se revela también en la
palabra reconciliación. Este tema no se trata profusamente
en el Nuevo Testamento, pero hay unos pocos pasajes que
nos hablan de él. Esta manera de entender la muerte de
Cristo se expresa con una nueva imagen tomada de la vida
diaria. Como sabe muy bien, no es fácil tratar con personas.
Frecuentemente tenemos discusiones con nuestros cónyuges
familiares, vecinos, compañeros de trabajo. Llevarse bien con
la gente se vuelve una tarea ardua. Cuando entramos en
enemistad con alguien, entonces se requiere la reconciliación.
Luego pedimos o aceptamos el perdón, y la enemistad se
resuelve. Decimos que nos hemos reconciliado.
Desde el punto de vista biblico, los seres humanos nos hemos enemistado con Dios. "Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas
obras, ahora os ha reconciliado" (Colo.1:21). Cuando vuestros primeros padres cayeron en pecado, se apartaron de Dios. Se
cumplió lo que dice la Biblia: "Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isai.59:2).
Esto es lo que la Biblia llama enemistad con Dios. Por naturaleza eramos sus enemigos, y no teníamos el más mínimo deseo de
solucionar el problema.
Por eso, Él tomó la iniciativa, Pablo dice: "Que Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, no temándoles a los
hombres en cuenta sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación" (2 Cori.5:19). Dios, la parte ofendida, dio los primeros pasos para solucionar la separación con el ser humano. Envió a su Hijo para reconciliarnos con Él. De este
modo, los seres humanos ya no somos enemigos del Señor, porque
Cristo fue el puente que salvó la brecha que había entre Dios y el
hombre. Por eso dice Pablo que nos gloriamos en Cristo, ya qque en virtud de su muerte ahora estamos reconciliados con el Padre
celestial.
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