Cuando Dios obra en la vida de las personas, condena el pecado, pero jamas al pecador. Su palabra demuestra amor por el individuo, afianzandolo y alentandolo a abandonar ese pecado y seguir adelante. Dios condena el pecado, pero da misericordia al pecador, por lo cual no debemos temer que nos muestre en que estamos mal. El Espiritu Santo vive en nosotros y no podria estar mas cerca de nosotros de lo que está. El no viene simplemente para ocupar un espacio, o porque no tenga otro lugar a donde ir. Viene porque tiene un trabajo que hacer, que es enseñarnos, consolarnos y guiarnos al plan de Dios para nuestras vidas. El Espiritu Santo sabe exactamente lo que necesitamos y es un experto en renovar nuestra conciencia para que este en sintonia con el corazon de Dios...Joyce Meyer