Vivir libre de temor
"Porque todos le veían, y se turbaron. Pero enseguida habló
con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temaís!"
(Marcos 6:50).
Por más de 19 veces se hallan las palabras de "no temaís", o, "no temas" en el Nuevo Testamento, todas dichas por Jesucristo. El ser humano sufre más del temor que de cualquier estado de ánimo. Muchas situaciones en la vida producen un estado de ánimo afligido. El temor es una pasión del ánimo que al ser humano le hace huir o rehusar aquello que considera dañoso, arriesgado o peligroso. El corazón humano sufre ante el temor. Aveces el temor es por no tener de que comer, por un rechazo, por una enfermedad. La lista de condiciones que producen el temor es larga.
Algunos temores son entendibles y saludables pues nos conducen a evitar un desastre. otros son necios, pero son importantes para los que los sufren. Quizás el mayor temor que pueda afligir al ser humano es la muerte. Este temor se esfuma cuando uno cree en el Señor Jesucristo, el Salvador resucitado. Jesús participó de la naturaleza humana. "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Hebreos 2:14-15). Creer el evangelio nos libra del temor. La Palabra de Dios nos asegura que el Señor quiere que vivamos confiadamente y sin temor.
El temor fue entre las primeras sensaciones que experimentó Adán cuando comió del fruto prohibido. Adán explicó a Dios, " Oí tu voz en el huerto, Y TUVE MIEDO, porque estaba desnudo, y me escondí"(Gene. 3:10). Años más tarde, Abraham necesitaba escuchar la voz de Jehová para sentirse seguro, pues el rey de Sodoma le había propuesto la entrega de personas y a cambio Abraham se quedaría con los bienes. Abraham se negó a negociar con el rey y afirmó los principios de honradez en dependencia con Dios. "Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abraham en visión diciendo: NO TEMAS, Abraham; yo soy tu escudo, y tu escudo será sobremanera grande" (Gen. 15:). No hay que temer ya que Dios nos asegura que nos protege como un escudo protector y provee que el que galardona o recompensa toda obra hecha por Él. En momentos de gran angustia y temor, acordaos que Jesús dijo "Tened ánimo; yo soy, no temaís" Marcos 6:50.
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