LA NEGOCIACION INICIAL DE LA PAREJA.
Cuando la pareja se forma, cada uno de los miembros tiene su estilo de vida, costumbres y formas de vivir en familia provenientes de su familia de origen, con la cual ha vivido su historia familiar hasta ahora. En esta etapa ambos deben ser capaces de negociar para establecer una nueva y propia forma de vivir en familia y en pareja, con elementos que cada uno aporta de sus experiencias familiares anteriores. Por ejemplo las costumbres alimenticias de la familia de origen suelen ser un polo de desacuerdo que necesita ser renegociado al conformar una pareja, temas sobre si determinado plato se hace con o sin un aliño. Otro tema típico de desacuerdo que debe ser trabajado son los hábitos de orden y uso del baño, como por ejemplo los pelos en el jabón o cómo se debe apretar el tubo de pasta de dientes. Es así como las expectativas que cada uno tiene sobre cómo debería comportarse el otro, tienden a complicar la convivencia diaria, trenzándolos en pequeñas discusiones sobre lo cotidiano que afectan la relación.
Para resolver estas dificultades habituales, la clave está en entender que el otro no es como yo espero que sea. Es fundamental el entender que existen las diferencias en las formas de concebir la vida en pareja y que la convivencia que se inicia requiere de un período de conversaciones y nuevos tratos y acuerdos de como hacer la convivencia con elementos de la experiencia de uno y otro en sus respectivas familias de origen. El amor que ha unido a la pareja permitirá ceder ante los desacuerdos y aceptar costumbres y conductas que antes no se habrían aceptado.
En los dos primeros años de vida de la pareja se van gestando los acuerdos comunes sobre cómo se van a hacer las cosas y se aprende a coordinarse e inventar un modo propio de hacer la vida en pareja y en familia. La importancia de este período es enorme ya que es el tiempo en que se logra o no la capacidad de aceptación de las diferencias y se define la forma en que se va a definir la relación de poder. Si la negociación es igualitaria y justa se vivirá con un estilo de poder compartido. En cambio si uno de los dos cede y no plantea su visión o uno de los dos presiona al otro, se definirá una forma asimétrica respecto a como se definen las cosas en que uno está por sobre el otro. Esto tarde o temprano afectará la afectividad a menos que ambos estén de acuerdo en llevar una relación asimétrica.
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