Nadie desea un hijo fracasado, pero "sin quererlo" algunos padres contribuyen a hacerlo. Cuando se le dice a un hijo, al cometer un error o incurrir en una falta, frases como: "No sirves para nada" o "eres un inútil" se está destruyendo su autoestima. Todo niño copia a sus "patrones de conducta" principalmente a sus padres. Su personalidad y forma de ser se conformará imitando a los seres que tienen su confianza y cariño, y tomando en cuenta sus enseñanzas. Un niño le cree a sus padres. Si estos le dicen que no sirve para nada, el lo hará su realidad y su imagen de sí mismo será esa. Ante un traspié del hijo debemos resaltar sus valores positivos y solamente llamar la atención sobre el desliz. Si el niño o niña rompe algo en casa por estar brincando o jugando en un lugar no adecuado debemos reprenderlo así: "Hijo, tu eres muy inteligente y debes entender que no puedes jugar en este sitio, ahora tienes que recoger lo roto y aprender que se juega en el patio o jardín". De esta manera lo castigamos haciendo que repare lo roto y le enseñamos que es inteligente.
Otra fórmula para fabricar hijos fracasados en destruir su afectividad condicionando el amor a su comportamiento usando frases como: "Si no comes no te quiero". Cuando le manifestamos que sí no se "porta bien" o no come no lo vamos a querer, estamos estableciendo que no le amamos por ser nuestro hijo sino porque coma o se comporte bien. El aprenderá que si no come no le amarán, lo cual puede ser bueno para su alimentación si es que no termina obeso, pero desastroso para sus relaciones de amor. Más tarde el dirá también: "o me das o concedes esto o aquello o tampoco te amaré. El asimilará algo incorrecto como es que el amor depende de cuanto le den o haga. Lo acertado es enseñarle que lo amaremos siempre por ser nuestro hijo o por una relación de amor y que no "se compra ni se vende" como dice el famoso pasodoble. Para que se porte bien o coma debemos usar otras alternativas como el reforzarlo positivamente cuando lo haga.
La última clave para fabricar una hija o hijo fracasado es compararlo con lo peor. Frases como: "eres igual al borracho de tu padre", "tan malcriada como tu mama" o "eres el peor de tu clase" no deben utilizarse. La única comparación que un niño o niña tienen que tener es consigo mismo. De este modo podrán ver como progresan. Si le ponemos un metro en la pared de su casa el podrá ver como crece con el tiempo. Debemos demostrarle como avanza al caminar, en la lectura, en los juegos, y en cada actividad. Muy pronto se dará cuenta que cada día es mejor en todo o casi todo.
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