Dios es Original   La imitación jamás será igual a lo original. ¿Te ha pasado que has comprado una imitación de alguna camisa, pantalón, perfume, aparato electrodoméstico u otra cosa?, si te ha pasado no me vas a negar que la imitación jamás llegara a ser igual a lo original. Si te pusieran a elegir entre un perfume original de la mejor marca y otro perfume con el mismo aroma pero imitación, ¿Cuál elegirías? Estoy seguro que elegirías el original. Ahora bien, si ese perfume original costara dos cientos dólares y la imitación con el mismo aroma cuesta diez dólares, ¿Cuál comprarías?, quizá a lo mejor comprarías la imitación y así te ahorras ciento noventa dólares, y terminas diciendo: “Total tiene el mismo olor”. Pero los que en alguna ocasión han tenido un perfume original de cierta marca y luego por casualidades de la vida han tenido la imitación de ese mismo perfume, no me van a negar que la imitación jamás será igual al original. Ese perfume que es imitación te lo colocas y a las dos horas el aroma ha desaparecido, en cambio el original te lo pones por la mañana y llega la noche y el aroma aun se siente muy rico. En la vida cristiana también hay imitaciones, personas que aparentan una santidad tal que pareciera que fueran los mejores cristianos del mundo, son casi idénticos a los originales, pero no son originales, pues la falsedad jamás será igual a la verdad. Muchos en algún momento de nuestra vida, caemos en la imitación, hacemos las cosas que un cristiano debería hacer, no porque lo sintamos, no porque dentro de nuestro corazón existe el deseo ferviente de hacer aquello, sino que por simple costumbre y porque nada más es parte de la rutina de nuestra vida. Qué triste es cuando de originales pasamos a imitación, cuando de ser personas que anhelamos agradar a Dios con todo nuestro corazón, pasamos a ser “cristianos” que van a la Iglesia por costumbre y no porque realmente queramos ir a buscar del Señor. El Diablo es un imitador de primera, el no es original, trata cada vez de imitar a Dios trayendo a tu vida un sin número de situaciones y voces que quieren confundirte y hacerte creer que la pasividad con la que llevas el evangelio es la que Dios quiere. Trata de engañarte haciendo creer que el pecado que estas cometiendo y del cual no haces nada por salir de él, es “NORMAL” y que “TODOS” lo hacen. El es un imitador de primera y por lo tanto buscara cualquier situación para engañarnos y hacernos creer que la vida mediocre que muchas veces llevamos, es perfecta delante de Dios. En cambio, Dios es Original, Dios busca personas que no se dejen engañar, que no se crean que la mediocridad es parte de la voluntad de Dios, Dios busca personas que estén dispuestas a morir a sí mismas, a morir a sus deseos, a morir a lo que realmente les gustaría hacer, pero que se niegan a sí mismos por amor a Él. Dios jamás apoyara tu pecado, aunque te ama y anhela que puedas desprenderte de eso, y por lo tanto cada día extiende su mano esperando que tú te decidas y le digas SI a Él y un NO al pecado que te ha esclavizado. Dios quiere que dejemos de ser imitación y nos convirtamos en cristianos originales que buscan cada día agradarlo, que a pesar de nuestras imperfecciones busquemos cada día perfeccionarnos en El, que no nos cansemos de intentarlo porque pronto veremos los frutos que siempre hemos anhelado. Hoy quiero invitarte a que no te dejes engañar por el enemigo, no te conviertas en una imitación, Dios es Original y los que le buscan tienen que buscar esa originalidad en El, por tal razón hoy es un buen día para permitir que el Señor nos tome de la mano y nos saque de esa vida de mentiras que muchas veces llevamos. Hoy Dios quiere hacer de ti un cristiano o una cristiana original, que viva cada momento de su vida con el único objetivo de agradar a aquel que un día pago por sus pecados. Permítele a nuestro Dios Original, hacer una obra original en ti. “Nosotros anunciamos a Cristo, y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para que lleguen a ser perfectos como Cristo.” Colosenses 1:28 (Traducción en lenguaje actual) Autor: Enrique Monterroza     MIGDALIA