A CADA EDAD LO SUYO
A medida que van creciendo las necesidades son distintas, cuando el niño ha cumplido los dos años de edad hay que hacerles partícipes de algún pequeño trabajillo con los padres y después felicitarles por lo que han conseguido. Cuando cumplen los tres y hasta aproximadamente los seis lo preguntan absolutamente todo con insistencia, ármense de paciencia, escuchen y respondan siempre a sus demandas.
A partir de los seis años en adelante el niño demuestra mucho más su independencia tanto en juegos como en la forma de expresarse, es el momento en que los padres deben estar ahí para estimular al niño proponiéndole juegos, salidas divertidas y dejándole vía libre para que él decida.
Dejarle vía libre no significa abandonar su educación a su libre albedrío, siempre hay que marcarle unas pautas de educación básicas a partir de las cuales el niño debe seguir su camino. No conviene sobreprotegerle demasiado ni estar siempre encima de él con muestras de cariño, quererle es bueno pero se le debe amonestar cuando es necesario, que lo es algunas veces.
La práctica
Todo lo expuesto es teoría, ahora pasemos a la práctica, la cruda realidad es que hoy en día la mayoría de madres son además de trabajadoras domésticas en su casa, trabajadoras por cuenta ajena en una empresa, eso no facilita mucho las cosas ya que hay que repartirse en cien para poder llegar a ser una buena madre y educadora, una excelente profesional, esposa diligente y si cabe, atender otros cabos sueltos. (Y hablo exclusivamente de las madres, porque todavía recae sobre ellas el mayor peso de la educación y responsabilidad de sus hijos).
¡Difícil eh!... pues es el reto de muchas de las madres que viven hoy con niños pequeños y además se enfrentan al mundo profesional. No voy a dar ningún consejo maravilloso para que estas mujeres tengan todos los frentes cubiertos y además con excelentes resultados, lo que sí puedo decir después de consultado la opinión de expertos, es que si deben escoger alguna vez entre pasar un rato con sus hijos y limpiar a fondo la cocina, piensen antes que la cocina seguirá ahí de la misma forma y en el mismo lugar durante años y años, el niño crece cada día y es imposible darle a los diez años lo que necesitó a los tres, eso queda como una carencia en su vida.
No hay que sentirse culpable por tener que trabajar y dedicarles menos tiempo a los hijos, sólo hay que aprovechar el que se tiene correctamente, ¿ustedes creen con sinceridad que muchas de las madres que dejaron de trabajar para atender sus hogares son mejores madres que las que trabajan? No, no lo son, simplemente han tomado una decisión diferente a otras o han podido hacerlo porque económicamente su posición se lo ha permitido, nada más que eso.
Acertar en este caso, es simplemente saber a ciencia cierta qué es lo mejor en cada momento, y tal como les decía anteriormente, nunca es mejor pasar la escoba que estar un rato con su hijo.