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Fragmento del Libro El Hombre Spiritual
EL HOMBRE CARNAL
El apóstol (pablo) continúa en el capítulo tres con la descripción del hombre «carnal». Citamos a continuación los primeros cuatro versículos: «y yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os alimenté con leche, no con manjar sólido; porque no erais capaces de ello,; y ni aun todavía sois capaces; porque sois todavía carnales: pues mientras haya entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois carnales, andando según el uso de los hombres? Pues cuando uno dice: Yo soy de Pablo; y otro: Yo soy de Apolos; ¿no sois como hombres mundanos?» Así es, que algunos cristianos se llaman «carnales » porque sólo pueden recibír la leche de la Palabra, en contraste con el manjar sólido; se entregan él los celos, a contiendas y a divisiones, y andan como hombres no regenerados, mientras que el verdadero hijo de Dios debiera andar «según el Espíritu» (EL 4:3). Aunque son salvos, los cristianos carnales andan «conforme al uso de este siglo». Son «carnales» porque son dominados por la carne (comp. Rom. 7: 14). Encontramos en Rom. 8:5-7 una descripción muy distinta. En este pasaje se describe a un individuo «en la carne», y por tanto no salvo; en cambio, el cristiano «carnal» no está «en la carne» pero tiene «1a carne» en él. «Vosotros empero no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es así que el Espíritu de Dios habita cn vosotro:,: mas si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él» (Rom. 8:9). El hombre «carnab>, o sea el «niño en Cristo», no es «capaz» de las cosas profundas de Dios. El no es más que un niño; pero aun eso, es importante notar, es una altura de posición y realidad con la que no se puede comparar la incapacidad total del «hombre natural». El hombre «carna]», debido a que está tan poco ocupado con el verdadero manjar espiritual, se rinde a la envidia y a las contiendas, que producen divisiones entre los mismos creyentes. Aqm no se se hace referencia al hecho superficial de las divisiones externas o de distintas organizaciones. Se refiere a la envidia y a la contienda las cuales trabajan para romper la preciosa comunión y amor de los santos. Puede ser que las distintas organizaciones tienden muchas veces a causar diferencias de categoría entre los creyentes, pero no es necesariamente así. El pecado indicado aquí es el del creyente que sigue los guías humanos. Este pecado no sería curado aunque todas las organizaciones religiosas pudieran ser barridas instantáneamente de la tierra, o reunidas en una. En la iglesia de Corinto estaban presentes «los pablistas», «los cefistas», «los apolistas», y «los cristianos» (Comp. 1: 12). Todavía no eran organizaciones rivales, pero eran divisiones dentro de la iglesia causadas por la envidia y la contienda. La historia revela que tales divisiones terminan como organizaciones rivales. El hecho de la división no era más que la manifestación exterior del pecado que estaba más hondo, el de vidas carnales sin amor. Para un cristiano gloriarse en el sectarismo es «el habla de un niño», y revela la más seria falta del verdadero amor cristiano que debiera fluir para todos los santos. Cuando los creyentes tengan amor el uno para el otro, las divisiones y su consiguiente ofensa desaparecerán. Pero el cristiano «carnal» se caracteriza también por su andar al mismo nivel del andar del «hombre natural». «¿No sois carnales, andando según el uso de los hombres?» (comp. 2 COI'. 10:2-5). Los propósitos y los afectos del hombre carnal están centrados en la misma esfera no espiritual del «hombre natural». En contraste con ese proceder de la carne, leemos: «Digas, pues: Andad según el Espíritu, y no cumpliréis los deseos de la carne.» Esta es la verdadera espiritualidad.
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BUENAS NOCHES, MUCHAS GRACIAS X TU PARTICIPACION. TE DESEO UNA SEMANA LLENA DE BENDICIONES, MIGDALIA |
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Gracias por compartir mensajes que nos enseñan, muy hermoso amiga,
bendiciones, Araceli
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