Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Exodo 12:7 y 13
Dios escucho el clamor de su pueblo esclavizado en Egipto y los envió un libertador cuyo nombre era Moises. El Señor trato con Faraón para que le permitiera la salida, pero Faraón se puso terco. Entonces el Señor envió varias plagas para convencerlo. Luego le reveló a Moises que el ángel de la muerte visitaria a Egipto y que todos los primogenitos moririan. Pero le dio instrucciones sobre cómo proteger a su pueblo. Debian matar un cordero, tomar la sangre y aplicarla a los postes y al dintel (el espacio encima de la puerta) de sus casas. Dios prometió que si lo hacian, cuando pasara por la tierra y viera la sangre aplicada seguiria de largoo sin dañarlos. Dios ordenó a los Israelitas usar la sangre de un cordero como prueba o señal de que no serían tocados. Note que el Señor les dijo: "Veré la sangre y pasaré de vosotros". Para su proteccion, el Señor debía ver la sangre, y no podia verla si ellos no la aplicaban a los lados y encima del marco de la puerta. Ellos pusieron fisicamente la sangre sobre sus casas, pero vemos una vez más que el Nuevo Pacto es mejor que el antiguo. ¿Cómo "aplicamos" la sangre en nuestras vidas y en nuestros hogares? Lo hacemos mediante la fe. Sencillamente decimos en fe "aplico la Sangre de Jesús en mi vida y en mi hogar".
Cuando yo aplico la Sangre, por lo general oro de esta manera: "Padre, vengo a ti en el Nombre de Jesus y aplico la Sangre de Jesus sobre mi vida y sobre todo lo que es mio, sobre todo lo cual tú me has hecho mayordomo. La aplico sobre mi mente, mi cuerpo, mis emociones y mi voluntad. Creo que soy protegido por ella. La aplicó tambien sobre mis hijos, sobre mis empleados y sobre todos aquellos que son socios o colaboradores del ministerio vida en la Palabra."
Mi esposo y yo nos alojamos en varios hoteles cuando viajamos en función de nuestro ministerio. Con bastante frecuencia cuando desempaco y me instalo en un cuarto de hotel, "clamo" por la Sangre o "aplico" la Sangre en el cuarto para limpiar y remover cualquier mal Espiritu que provenga de otros huespedes. Lo hago mediante la oración y la invocación en mi oracion. Una mañana, no hace mucho tiempo, Dave y yo hicimos un cheque para dar nuestros diezmos a la obra del Señor. Pusimos entonces nuestras manos sobre cheque y oramos. Luego tomamos todas nuestras chequeras y portachequeras y mi bolso y la cartera de Dave e impusimos nuestras manos sobre todo ello. Aplicamos la Sangre y pedimos a Dios su proteccion para nuestro dinero. Le pedimos que lo multiplicara e impidiera que satanas lo robara. Yo creo que existen muchos creyentes que necesitan hacer lo mismo. Usted quizas es uno de ellos. Si es así, necesita comenzar a vivir "bajo la proteccion de la Sangre". Aplicarla sobre su carro, su cuerpo, sus hijos, su hogar... Quizá batalla con emociones dañinas. Entonces aplique la Sangre sobre sus emociones. Asi no será más herido por personas que parecen no saber lo que usted siente y cuanto necesita de ellas. Si su salud fisica está quebrantada, invoque la Sangre sobre su cuerpo. La vida está en la Sangre. Ella puede echar fuera la enfermedad. Joyce Meyer