Acuérdate de cómo era su casa de soltero cuando os conocisteis. En aquel entonces, te parecía divertido e incluso te gustaba. Hoy, te saca de quicio su desorden. Las mujeres nunca vivirían con otra mujer demasiado desordenada en un piso compartido. Pero con los hombres, lo hacen. Creen que, por amor, soportarán su desorden y están seguras de que el hombre cambiará.
Pero esta misteriosa transformación en el artífice del orden no llega a suceder. Al contrario, Los hombres suelen recordar el afán de crítica de su propia madre con las quejas continuas acerca de su desorden,
Para las mujeres, las razones de su insatisfacción suelen ser más graves que el enfado por el trabajo adicional.
Entonces aparece el pánico permanente "de no ser como una madre“, sino de dar una imagen de mujer independiente y fuerte con su propia carrera y un proyecto de vida propio. Quien puede permitírselo, contrata a una mujer de la limpieza o a una asistenta. Por esta razón, suele ocultarse el miedo a no ser respetado o cuidado por su pareja, tras las discusiones sobre lo que se debe limpiar. Cuando no se produce el cambio esperado de la persona amada, aumenta la decepción y se interpreta como muestra de su falta de cariño.
Está claro que, en cada relación debe haber conversaciones sinceras al igual que acuerdos en común. Puede haber otra solución para cada tipo de pareja, algunos cambian cada semana, otros se dividen las tareas a partes iguales.
Pero, ¿qué ocurre cuando la pareja no está dispuesta a cooperar? En algunos casos recomiendo que se declaren en huelga y no se preocupen de nada más. Sin embargo, es necesario tener capacidad de resistencia en este aspecto, ya que los hombres no reaccionarán hasta un par de meses después, cuando no tienen ropa limpia que ponerse o cuando el desorden les desborde. Hasta entonces, la mayoría de las mujeres ya llevarán un tiempo manos a la obra.
El método pacífico sería el siguiente: "Hacer todo lo que le gusta al hombre relacionado con el hogar, aunque sólo se trate de sacar la basura. Así, el trabajo en conjunto será positivo, pero hace falta tiempo."
1. Conseguir un equilibrio: Anotad las tareas derivadas de la convivencia en pareja y quién las realiza. Muchos darán a conocer aquellas tareas relacionadas con el hombre, como el mantenimiento del vehículo u otros trabajos manuales similares.
2. Distribución equitativa: En caso de existir un desequilibrio, intenta encontrar una distribución equitativa de las tareas.
3. Establecer normas: Discute no sólo sobre lo que hay que hacer, sino sobre cómo hay que hacerlo. No sólo cuentan las exigencias de un solo miembro de la pareja, debéis encontrar una solución juntos. Cuándo está limpia la cocina, cuándo está hecha la cama o está limpio el baño. Esto requiere flexibilidad de ambos.
4. Dar tiempo: Debes dar tiempo suficiente a tu pareja y también dar cabida a errores. Si te has olvidado de hacer la compra, no te pongas furiosa de inmediato. Tampoco puede esperarse que la mujer se acostumbre a la forma de limpiar de tu pareja a la primera de cambio. Ten siempre en mente que todo esto es un proceso en el que también pueden existir problemas.
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