Mi tio que paso a morar con el Señor, tenia en su corazón un marcapasos que requeria ser recargado cada cierta cantidad de dias. Un sabado, Dave y yo invitamos a mis tios a comer a un buen restaurante, pero ellos no podian ir porque mi tio debía recargar su marcapasos ese dia.
Primero no entendí por qué mi tia decía que no podían ir. Le dije: "! Bueno, él puede recargarlo mañana!. Ella dijo: "Joyce, si no recarga su marcapasos hoy, él no estará aquí mañana".
Si mi tío no hubiera invertido tiempo en recargar su marcapasos, su corazon hubiera dejado de latir. Era una necesidad vital para él mantener su cita con la maquina que prolongaba su vida. Si miraramos nuestro tiempo con Dios como la oportunidad de recargar el marcapasos de nuestro corazon, sería lo suficientemente importante para que nos asegurasemos de destinar tiempo para hacerlo.Si pudieramos mantener nuestra cita con Dios como hacemos con nuestras citas, estariamos en buen estado. Pero surgen otras cosas, y nos ofuscamos haciendolas.
Si precisara hacerme dialisis por mis riñones enfermos y tuviera que estar en el hospital dos veces por semana a las 8.00 de la mañana para el tratamiento, seguramente no aceptaria una invitación para hacer otra cosa, por mas interesante que pareceria ser. Sabria que mi vida depende de mantener mi cita. De esta manera deberiamos ver nuestro tiempo con Dios.
La calidad de nuestra vida es afectada grandemente por el tiempo que pasamos con Dios, así que éste debería tener un lugar prioritario en nuestra agenda. Joyce Meyer