Rosas rojas con tallos verdes
En su mayoría, los individuos nos sentimos amenazados por el cambio y las nuevas ideas, sencillamente porque así han sido enseñados durante los años de su formación. Para ilustrar cómo ocurre esto, relatamos el siguiente cuento:
Un niño asiste a su primer día de clase en la escuela, y la maestra le dice: “hoy vamos a dibujar un cuadro”.
El niño piensa: “qué bien” y empieza a dibujar su casa.
“Espera”, dice la maestra de nuevo. “Vamos a dibujar una flor”.
Entonces, el niño comienza a dibujar una flor con un lápiz amarillo.
“Espera”, vuelve a decir la maestra: “Voy a enseñarte cómo hacerlo”.
El niño prefiere su propia flor, pero no dice nada.
Y dibuja entonces una flor roja con tallo verde, igual que la maestra.
Al día siguiente, el niño llega a la escuela y la maestra dice: “Hoy vamos a modelar arcilla”, y demuestra cómo hacer un plato hondo con la arcilla.
Poco a poco el niño aprende a escuchar, esperar, observar y hacer las cosas exactamente como la maestra.
Luego el niño se va a vivir a otra población y asiste a otra escuela.
En el curso del primer día, la maestra dice: “Hoy vamos a dibujar un cuadro”. El niño se sienta y espera. Pero la maestra no dice nada, sólo deambula por la sala observando lo que los alumnos están dibujando.
“¿No quieres dibujar?” pregunta la maestra al niño, sentado ociosamente frente al pupitre.
“Si”, responde este. “Pero, ¿qué dibujo?”
La maestra replica: “No lo sé, hasta que no dibujes”.
El niño responde: “Pero, ¿cómo lo dibujo?”
Dice la maestra: “De la manera que tú mas prefieras”.
Entonces el niño empieza a dibujar una flor roja, con tallo verde.
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