"Como la cierva brama por las corrientes de agua viva así, Dios mío, a tí mi alma clama" ( Salmos, 41:2)

Todos los seres humanos tenemos necesidades espirituales, y sentimos el deseo de llenarnos de ellas, y es cuando anhelamos escuchar a Dios en nuestro corazón, de adorarlo, de elevarnos a él, de compartir su amor.

Debemos acercarnos a Dios con fe, y aunque no lo conocemos literalmente, la fe debe ser firme como dijo el apóstol Pablo: "Porque caminamos por la fe, y no le vemos todavía claramente". ( 2 Corintios, 5:7).

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Que nuestra vida esté orientada siempre a través de lo que sentimos, y no dejar que el materialismo no nos deje vivir espiritualmente, debemos sentirnos alegres y en paz en nuestro interior, sintiendo que Dios nos ama y nos enseña por el camino que debemos seguir para encontrarnos con él. "Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir" (Isaías, 48:17).

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Nunca debemos perder ese camino que nos lleva a la felicidad del espíritu gozando de sanos placeres, ya que aquellos que son materiales no satisfacen la necesidad espiritual, todos aquellos que sólo viven para ese tipo de placeres, al final se dan cuenta que su vida resultó vacia y sin sentido. Salomón muy bién lo reconoció: "Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas, y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol" ( Eclesiastés, 2:11).

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Jamás pongamos la esperanza en las riquezas materiales, sólo la pongamos en las espirituales, para vestirnos de paz, amor y bondad, y que Dios reine en nuestro corazón.

La verdadera felicidad espiritual no la encontramos en los logros económicos, sino en otras cosas mas simples de la vida, y esas son las verdaderas cosas que nos ayudan a crecer en el espíritu. "Renovaos, pues, en el espíritu de vuestra mente, revestíos del hombre nuevo, que ha sido creado según Dios, en justicia y santidad verdadera" ( Efesios, 4:23-24)

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Guardemos lealtad al Señor en medio de cualquier tribulación, viviendo en éste mundo turbulento, pero con el espíritu puesto en Dios, resueltos a permanecer separados del mundo, pero viviendo en la luz resplandeciente de Cristo. "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo". ( 2Corintios, 4:6).

Aquellos que viven para el mundo, se hallan lejos de la vida que pertenece a Dios, nosotros los cristianos verdaderos debemos vivir en éste mundo actual con el espíritu, y así nos daremos cuenta lo que significa el cristianismo, vivir sin avaricia con justicia y amor, contentándonos con lo que tenemos, y sabremos que siempre contaremos con el apoyo de Dios, nuestro Padre celestial. "Sean las costumbres sin avaricia, contentándonos con lo que tengáis, pués el mismo Dios dice: no te desampararé, ni abandonaré". (Hebreos, 13:5)

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El hombre materialista no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque para él no tienen importancia, no le interesa, pero el hombre espiritual estudia y contempla muy bien esas cosas.

Mantengamos nuestra conciencia limpia y comportémonos siempre honradamente para crecer y seguir creciendo en el espíritu, puliendo nuestros errores y comprobando que los obstáculos y las caídas nos hacen más fuertes espiritualmente. Dios en su sabiduría sabe muy bien como enseñarnos a crecer si estamos dispuestos a ello, poniéndonos inconvenientes y asperezas en nuestro camino hacia lo alto, porque todo eso nos permite ir agarrándonos de ellos para no caer y resbalarnos en nuestro ascenso al cielo. Y cuando llegamos a él, que felices nos sentiremos porque comprobaremos que el Señor nos enseño muy bien que alcanzar la vida del espíritu es un esfuerzo, pero cuando la conseguimos, también comprobamos que es una de las mayores alegrías del ser humano.

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Toda la vida debe ser un progreso espiritual, debemos trabajar mucho para que nuestro espíritu se una al espíritu del Señor llegando a ser uno solo. "El que se une al Señor, un espíritu es con él". ( 1 Corintios:17).

Y es entonces cuando nace la mas alta moral que hayan conocido los hombres, desapareciendo de la mente toda crítica, llenándose de tolerancia, caridad y comprensión, y desaparece la ambición y el orgullo.

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No dejemos que decaiga nuestro espíritu perdiendo así el camino que nos conduce a Dios. Seamos orgullosos de ser cristianos, haciéndonos un examen de conciencia como dijo el apóstol Pablo: "¿Por ventura no conocéis en vosotros mismos que Cristo Jesús está en vosotros?, a no ser que quizás hayáis decaído". ( 2 Corintios, 13:5).

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Hermanos foristas, ésto no es una lección de moral, sólo es la llave para entrar al cielo, a trabajar para que sea así, que aunque difícil, no es imposible.

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