Estar con Dios

 

Lucas 3: 7-20;   Fil 4: 4-9.

 

Objetivo: hacer notar que la buena noticia nos pide que cambiemos, y que eso es por nuestro bien. La alegría que proviene de esta sinceridad frente a Dios llena nuestra vida.
Remarcar que nuestra sinceridad sólo es posible porque creemos en un padre de amor. El perdón y la alegría se nos acercan en Jesucristo.

1- Es buena noticia si de veras nos llama a estar con Dios.
¡Raza de víboras! Extraña forma de comenzar una predicación que anuncie el evangelio. Si alguien nos habla de esta manera nos conmueve, nos sentimos incómodos, estamos siendo puestos en tela de juicio. Lo consideramos un insulto.
No siempre estamos dispuestos a escuchar a quien nos dirige un mensaje así. Toda nuestra naturaleza se rebela al escuchar palabras duras que señalan nuestros defectos. Ya sea que provengan de un mensaje o de alguna persona que está a nuestro lado. Nuestro ser se resiste a ser corregido, a tener que asumir nuestros errores y modificar nuestra vida. Muchas veces ni siquiera estamos dispuestos a escuchar una cosa así. Muchas personas ni siquiera quieren que se hable del pecado.
Y sin embargo cuando estamos lejos de la voluntad de Dios, quienes nos dirigen palabras aduladoras o complacientes son quienes nos hacen más mal. Son palabras que suenan dulces a los oídos pero que nos dejan sumergidos en nuestro error, lejos de nuestro hermano y hermana, lejos de Dios, tal vez con una gran carga de culpa. No se si alguna vez te pasó esta situación en tu vida, puedo decir que a mi sí. Y una vez que por otros medios pude ver mi error, que enojado me sentí con quienes estando al lado no me lo hicieron notar. En el mejor de los casos estas situaciones nos hacen perder un precioso tiempo de nuestras vidas.
Necesitamos ser convencidos de nuestro pecado, de nuestra lejanía de Dios. Es una obra del Espíritu Santo convencer al mundo del pecado (Jn 16: 8). Una obra de Dios que no tiene por objetivo lastimarnos ni perseguirnos sino por el contrario es una llamada de perdón y de reconciliación. Muchas veces las personas nos lastimamos señalándonos los errores y hemos creído que Dios utiliza la misma metodología, pero no es así. En su justicia Dios estuvo dispuesto a sacrificarse a sí mismo por sus hijos, de manera que nuestra justicia le ha salido cara a nuestro Dios. Hasta ese punto estuvo y está Dios dispuesto a esperarnos y buscarnos para que retornemos a El.
Este ofrecimiento tan grandioso de Dios debe encontrarnos en una actitud de humildad para enfrentarnos a la voluntad de Dios y transformar nuestra vida.
De nada serviría conocer este ofrecimiento y quedarnos lejos de él. Sería como si teniendo hambre nos quedáramos parados frente a una mesa de pan sin atrevernos a comer. Por mucho pan que haya en la mesa no podrá satisfacernos a menos que lo comamos.
Las palabras del evangelio nos conmueven para mostrarnos nuestro hambre y que así lleguemos al alimento verdadero que puede sostenernos en la vida.

2- Consejos concretos de Juan: el evangelio en la vida.
En el relato del evangelio la gente responde con la pregunta ¿qué debemos hacer?.
La respuesta al mensaje debe ser siempre una respuesta que involucre toda nuestra vida. Tiene que ver con respuestas concretas en cosas de todos los días.
a- el evangelio es incompatible con una actitud egoísta hacia los bienes materiales. Y no es sólo una acción de dar algo y seguir siendo ambicioso con las cosas. Es cambiar de actitud hacia las cosas. Es no dejarnos dominar por las cosas, es no ser insensibles a las necesidades de los demás.
b- el evangelio es incompatible con ser abusadores de los demás. Así lo hacían quienes cobraban impuestos para Roma,, Tenían una cantidad que cobrar pero ellos podían cobrar todo lo que pudieran. Tenían el poder de hacerlo.
c- el evangelio es incompatible con el uso de la fuerza para extorsionar. Tal parece que la situación en tiempos de Juan y de Jesús no era muy distinta que la de nuestros días. Quienes llevan las armas para hacer cumplir la ley siempre han estado tan cerca de la corrupción y la ilegalidad. cosa que hoy se ve por ahì en algunas iglesias, que si no das el diezmo no te hacen participar de las actividades de los demàs. Para esas iglesias Jesucristo es el camino pero ellos son  el peaje ( sino pagas $ no pasas ni participas ).

d- el evangelio denuncia toda situación de infidelidad entre las personas. Juan recrimina a Herodes por quitarle la mujer de su hermano. No se puede vivir en infidelidades y permanecer en el evangelio.

Juan se preocupa por que se viva el evangelio en cada situación de la vida cotidiana. Dice que con estos y otros muchos consejos anunciaba a la gente la buena noticia.
Es que cuando la vida del evangelio no penetra en nuestra vida cotidiana, son los valores del mundo los que penetran en nuestra vida.
Cuando el evangelio no penetra en cada área de nuestra vida, son las propuestas del mundo las que se apoderan de nosotros.
Juan señala algunos de los problemas de su tiempo. Estos preparativos de santidad de vida son los que permitirán que sea un verdadero encuentro con Dios, y con nuestro hermano.

Esta es la vida que viene trayendo el salvador esperado. Esta es la alegría que anuncia la profecía. Esta alegría es la que Jesús nos dice nadie nos podrá quitar (Jn 16: 22); alegría que se experimenta cuando alguien nos dice que es posible una vida nueva, que por lejos que nos hayamos ido Dios se acerca para buscarnos. Alegría que hace que en la mañana de cada nuevo día nos preguntemos que cosas podremos emprender, que cosas disfrutar, con quienes compartir, y no que cada día sea una pesada carga que sobrellevar.


3- La llamada a la conversión.
Esta transformación de la vida es lo que en la Biblia se llama conversión. Es aceptar a Dios y dejar atrás un viejo modo de vivir. Volverse de hacer lo malo, volver a estar en comunión con Dios, la creación y las personas.
Por eso es una verdadera conversión es una actitud constante en la vida del creyente. Es como el nacimiento y el crecimiento. Si un bebé nace pero no crece deja de ser motivo de alegría y pasa a ser un motivo de preocupación. Así al acercamiento de Dios y a Dios, debe continuar un proceso de maduración que haga que el evangelio llegue a todos los ámbitos de nuestra vida y también de nuestra sociedad.
No es solamente una cuestión de sentimientos, si bien el arrepentimiento muchas veces nos conmueve por lo profundo que toca en nuestro ser. Sin embargo es algo que involucra toda nuestra vida: sentimientos, pensamientos, conducta, y llega hasta la comunidad en que vivimos y el mundo que habitamos.

La llamada a recibir al Señor y a prepararnos para su visita siguen presentes hoy para nuestras vidas. Todo el mundo gime esperando la redención de Dios.
También hoy es posible aceptar al Señor y comenzar una vida con Él, o renovar el compromiso que alguna vez hicimos en nuestra confirmación.
¿Será nuestra pregunta como la de la gente al oírlo a Juan: ¿Qué debemos hacer??
¿Cómo responderemos a un llamado tan grandioso?
Dios haga vivir su Palabra en nuestras vidas. Amén.

 

 

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GRACIAS A LA HERMANA SILVIA RODRIGUEZ POR EL FONDO