Hubo
una vez un hombre que
pensaba en cómo sacar
un clavo de una tabla
gruesa de madera,
pues no tenía tenazas,
sólo un mazo con otros
clavos.
Pasó
mucho rato tratando
de encontrar la manera
de sacarlo y cuando
iba a desistir se le ocurrió
una idea.
Tomó
otro clavo y la clavó
sobre la punta del
que quería sacar y de
esta forma el primer
clavo salió del otro
lado de la tabla.
A
veces tenemos un
odio, un dolor, un
resentimiento que hemos estado
tratando de sacar de nuestros
corazones y no hemos podido
por lo arraigado que se encuentra.
Existen otros clavos que podemos
usar para sacar esos
primeros que nos
lastiman tanto:
-El Rencor con el Perdón...
-El Odio con el Amor...
-La
Tristeza con la
Alegría...
-La
Inseguridad con la
Confianza...
-La Ira con la Paz...
-La
Autolástima con la
Aceptación...
¿Cuál
es el "clavo" que
no has podido sacar? No
importa cual sea,
debes saber que tú ¡no
tienes por que tenerlo
clavado!
Autor desconocido
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