APRENDA A DECIR NO...
En
alguna ocasión todos hemos sido partícipes de este tipo
de manipulación, ya sea como víctima o victimario. Dicha
situación se convierte en grave problema si habitualmente
representa una estrategia para satisfacer caprichos y
lograr objetivos, o bien, si aparece cuando no podemos
detener las continuas imposiciones de otros o las propias.
Ante
ello, es recomendable tomar en cuenta que la mejor forma
de frenar al chantajista es no cediendo a sus peticiones.
De esta manera, evitaremos la formación de un círculo
vicioso, porque si uno es débil, lo único que se consigue
es reforzar la conducta nociva de ese individuo, quien
aprovechará la situación para conseguir sus fines mediante
amenaza, llanto o intimidación.
Por
otra parte, si uno es el que tiene la costumbre de
manipular a los demás, debe considerarse que con el tiempo
esta conducta nos creará conflicto, pues llegará un
momento en que las artimañas antes citadas no surtirán
efecto, lo que, en consecuencia, hará que ganemos el
desprecio de la gente que nos rodea.
Hay
que tener presente que cuando una persona accede a las
exigencias de la pareja, familiares o amigos sin que
realmente quiera hacerlo es común que le invada un
sentimiento de culpa, pero de no aceptarlas siente insatisfacción
porque cree que les ha fallado. Por tanto, es muy importante
aprender a decir no, lo cual en un principio es difícil,
pero a la larga es la mejor estrategia para vencer el
chantaje.
Tipos...
Los
niños, regularmente, recurren al llanto para conseguir lo
que quieren, lo cual suele considerarse normal porque en
la infancia temprana los pequeños tienden a pelear por lo
que desean. Sin embargo, esto no significa que se deban
cumplir todos los caprichos de hijos o sobrinos, pues de hacerlo
se les reforzaría la idea de que el chantaje es una práctica
aceptable; es necesario enseñarles a la brevedad que no
siempre es posible obtener lo que se anhela. Asimismo, hay
adultos que, al igual que los infantes, también
consideran al llanto la mejor manera de manipular.
Otra forma de llevar a cabo el chantaje es mediante el
abuso de superioridad, lo cual puede ser ejercido por los
padres, incluso sin darse cuenta, por ejemplo, al decir
frases como "si no haces lo que te digo, ya no te voy a
querer". Debe considerarse que castigar a los hijos con la
falta de amor es un grave error que les genera
inseguridad y tendencia a la ansiedad, lo que en el futuro
convertirá a los pequeños en individuos temerosos con la
costumbre de ceder para evitar ser despreciados, o bien,
en chantajistas por miedo al abandono.
Por otro
lado, hay personas que han sido traicionadas por su pareja
y aprovechan la situación para chantajearla frecuentemente,
de tal manera que fingen haber perdonado al cónyuge, pero
a partir de ese momento se le imponen los deseos como obligaciones.
Cuando al afectado le parece intolerable la situación y se
queja, la víctima de la infidelidad le reprocha el engaño;
para frenar una situación como ésta, lo mejor es terminar
la relación.
Asimismo, hay quienes
retiran el habla para ejercer presión, lo cual es
característico en personas con problemas afectivos o
dificultad para socializar. Interactuar con este tipo de individuos
suele ser insoportable, ya que prevalece el temor de que
cualquier cosa le moleste y, a manera de castigo, deje de
hablarnos. En estos casos, es recomendable responder con
indiferencia y controlar la ansiedad de permanecer al lado
de él o ella.
Pero eso no es todo, también existe
el chantajista denominado autocastigador, que recurre a
frases como "si me dejas, me mato". Se caracteriza por
inmadurez emocional y no asume las consecuencias de sus
actos, por lo que acostumbra acercarse a gente que se
siente responsable de su felicidad, como los padres, hijos
o pareja. Para acabar con este tipo de acciones, hay que ignorar
las amenazas y enfrentarse al manipulador haciéndole ver
que el único responsable de lo que pasa en su vida es él
mismo.
Otras personas encuentran formas de
presionar a los demás con expresiones como las siguientes:
"si me dejas, no volverás a ver a los niños", "no te
vayas, siento que me voy a morir", "si sigues saliendo con
tus amigos, terminamos", "si no tienes relaciones
sexuales conmigo, considérate desempleada". Ante ello, es
indispensable perder el miedo y negarse a complacer al
chantajista enfrentándose a éste con valentía.
Tome en cuenta que quienes recurren al chantaje son individuos
inseguros y con altos niveles de ansiedad, tienen miedo a
sentirse débiles y a las reacciones de los demás, por eso
manipulan.
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con
ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12
Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Romanos 12:18
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