Travesías de la vida
©
Letícia Thompson
Las oportunidades en la vida son
como esas brisas de las noches ardientes de verano: Van y vienen;
necesitamos aprovecharlas cada minuto cuando se hacen presentes y
prepararnos para después.
Cuántas veces llegan, las vemos,
estamos conscientes, pero ¡No hacemos nada ! Simplemente, ¡Dudamos de
nosotros mismos !
Son nuestras barreras emocionales,
la inseguridad, el miedo, la falta de fe, las que paralizan nuestras piernas.
Pero Dios jamás nos dice que atravesemos sin que él mismo nos provea de los
medios para llegar al otro lado. Si no vamos, es porque confiamos demasiado
en nuestro lado humano y muy poco en nuestra parte que más se parece a Dios,
nuestro lado espiritual.
La guerra que se establece en
nuestra cabeza en los momentos de decidir es muy común y a todos nos pasa,
sin exepción. Hay un lado que nos impulsa hacia adelante y el otro que nos
llena de dudas: "¿Y si no resulta ?" "¿Y si no puedo ?" "¿Y si no fuera eso
?" "¿Y si ?"... Las disculpas que encontramos para desanimarnos son casi
siempre las más evidentes y, con demasiada frecuencia, muchos se apegan a
ellas y se detienen a medio camino, o siguen en otra dirección, como le sucedió a
Jonás.
Pienso en Moisés, cuando Dios le
pidió que fuera a liberar al pueblo de Israel. Dudó e intentó disculparse
diciendo que tenía problemas para hablar. Pero el Señor, con Su infinita
sabiduría, respondió que él no estaría solo. Y no lo estaba realmente. Fue,
liberó al pueblo, lo condujo. Cumplió así con su parte y se volvió parte de
la historia de la humanidad.
Es nuestra buena relación con
Dios lo que hace la diferencia. Así como en el amor o en la amistad,
mientras más cerca estamos de una persona, más creemos en ella, más
confiamos.
Cuando las oportunidades llamen a
tu puerta, antes de decir no con un montón de disculpas que ni tú mismo
crees, levanta la vista hacia lo alto. Si una vocecita responde dentro de tu
corazón y tu alma se llena de paz, es que hiciste una buena elección. ¡
Sigue adelante entonces ! No esperes ver todas las soluciones de una vez,
las flores nacen cada una a su tiempo y hay frutos para todas las estaciones.
Dios, que siempre te ve, sembrará
en tu camino, te dará valor, te motivará y dará un empujón cuando sea
necesario. Él nunca nos prometió un camino sin dificultades, un mundo sin
aflicciones, pero si nos dijo que tuviéramos buen ánimo.
Moisés, guiado por Dios, atravesó
el mar. No hay ninguna razón para que no atravesemos la vida siendo
vencedores.
Letícia Thompson
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