SER PADRES, HOY - Fraternalmente unidos

SER PADRES, HOY

Ser padres, hoy, es un desafío que se debe enfrentar con mucho valor, amor y paciencia para que dé buenos frutos.

"Mas vosotros, padres, no irritéis a vuestros hijos, mas educadlos corrigiéndolos e instruyéndolos según el Señor". (Efesios, 6:4)

Debemos mantener a nuestros hijos alejados de todo lo que incita a la inmoralidad, ya sea música, películas, revistas, internet, etc.

Hay que dedicarles tiempo, desde muy pequeños se debe comenzar a inculcarles la importancia de los valores y los buenos principios, enseñándoles a distinguir el bien del mal, para llevar una vida moral y limpia, siempre siguiendo la doctrina de Cristo.

También con el ejemplo se dá una buena educación.

En muchos casos, a medida que los hijos se hacen mayores, se va cortando la comunicación con los padres, y ésto se debe en parte porque la adolescencia es un período donde el joven se encuentra confuso y rebelde.

Es difícil pasar a la vida adulta responsable con las limitaciones que sus padres le imponen, eso les molesta, puesto que quieren ser independientes.

Los padres deben hacerle entender que tienen más experiencia en la vida, y son más expertos para aconsejarlos y ayudarlos a caminar con respeto y honestidad en un mundo que carece de ambas cosas, y recalcarles la existencia de un Ser Supremo amoroso y bondadoso, y de su Hijo, el Cristo, que dió su vida por nosotros.

Todo joven necesita educación moral, religiosa, y además disciplina, y los padres son responsables de´dársela.

"Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma". (Prov, 29:17).

Hay que enseñarles a romper con las malas influencias de algunos compañeros o amigos, para seguir manteniendo los principios morales y espirituales de un buen cristiano, y que a veces, tendrán que soportar burlas o malos gestos de esas malas amistades, pero deben aprender a no importarles lo que los demás piensen de ellos, sino lo que Dios quiere de ellos.

Hacerles saber que no deben disgustarse cuando se los castiga sin dejar pasar por alto sus faltas, porque es para su bién, para que sus ojos miren siempre de frente, y sepan retirar su mirada del mal y del orgullo.

"Quien escasea el castigo, quiere mal a su hijo, mas quién le ama, les corrige continuamente". (Prov, 13:24).

En éste mundo turbulento que nos toca vivir, debemos soportar cada vez más los ataques perversos de Satanás, por eso hay que pedir ayuda a Dios orando.

Ser padres, HOY, es difícil, pero la recompensa de hacerlos buenos y leales al Señor, y a su Hijo el Cristo, es grande.

LEONOR