EL ánimo
es alma y soplo.
Alma o espíritu
en cuanto es principio de la actividad humana.
Perder el ánimo
es perder la esencia de la vida. Hay un refrán que nos
dice así:- "Si pierdes el dinero, no has perdido
nada. Si pierdes el amor, has perdido algo. Si pierdes el ánimo,
lo has perdido todo."
Y es que por
muchos reveses e infortunios que nos lleguen, todo se podrá
resistir si no perdemos el ánimo.
En nuestros
días vemos muchas personas que están sumidas en
una gran depresión y en esa gran depresión está
la falta de ánimo. Son cuerpos que les falta la vida,
todo les da igual, y se dejan morir lentamente porque el ánimo
se les fue. Lo perdieron, alguna veces por causas muy justificadas:
la pérdida de uno o varios seres queridos, una grave
enfermedad y cosas tan fuertes que el ánimo ya no está
dentro del cuerpo. Entró la tristeza, el abatimiento
y el ánimo desapareció. Se ha perdido. Cuando
perdemos algo valioso queremos poner un anuncio en el periódico.
Queremos encontrarlo, queremos recuperarlo y anunciamos esta
pérdida para ver si logramos encontrarlo.
Pero el ánimo
¿dónde encontrarlo de nuevo?... Se nos acercan
personas que nos quieren dar algo del que traen consigo, a veces
lo logran, quizá por un rato, que ese espíritu
nos aliente y nos reconforte pero luego, como no era nuestro
propio ánimo, volvemos a quedar sumidos en la propia
situación.
Pero como cosa
contraria también vemos personas y casos que aún
en los peores momentos, en los más amargos trances, se
conservan serenas con el ánimo aferrado a su propio dolor.
Enfermos que llevan su pesada cruz dándonos un ejemplo
de valentía y buen estado de ánimo. Personas minusválidas
que no se dejan vencer por la adversidad de sus limitaciones.
Todos las conocemos o sabemos de ellas y nos están brindando
un ejemplo maravilloso con su alegría, su conformidad
y su aceptación.
Cuando atravesamos
un momento difícil, una dura prueba, hemos de luchar
por no perder el ánimo. Llorar, sentirse triste es cosa
natural en ciertos momentos, pero el ánimo está
ahí diciéndonos que las cosas se van a arreglar,
que siempre hay un "mañana"... que hay que
luchar por cambiar esa situación o problema.
Cuando se trata
de un mal que no tiene remedio, porque el ser querido se fue
o porque no tardaremos en alejarnos de los seres que amamos...
pensemos mejor en el ejemplo que les queremos dejar, valientes
en nuestra partida y que no es el final, sino el comienzo de
una nueva vida en la que algún día nos volveremos
a ver.
Y si lo que
lloramos es la ausencia de un ser amado, la fe nos dará
el ánimo que necesitamos para aceptar ese misterio que
está en las manos de Dios y que es la Vida y la Muerte.
Y ante estas
borrascas que nos alcanzan en el caminar de nuestros días,
pidamos saber levantarnos como el Ave Fénix de las cenizas
del dolor con el ánimo de saber que la vida vale la pena
vivirla porque siempre hay quién nos necesita. Dio ssiempre
tiene algo nuevo para nosotros cada día.
Vale la pena
vivir... porque Dios nos ama, porque somos sus hijos.
autora .María Esther de Ariño