CAMPAMENTO DE VERANO
En realidad es más que una experiencia, es una gran oportunidad para que los niños desarrollen su valía y afiancen su personalidad, para que forjen su carácter. Estos días que pasarán lejos del hogar, lejos de su entorno familiar y afectivo habitual, les enseñará -sin darse cuenta- a ser seres autónomos, a sentirse independientes y seguros de sí mismos.
Mientras dure su estancia en el campamento, deberán aprender a organizarse por sí solos, a prepararse la ropa que se han de poner por la mañana, a guardar la ropa sucia e incluso a lavarla si hiciese falta, a controlar todas sus propiedades, a mantener ordenado su armario, etc. En definitiva, a depender sóla y exclusivamente de sí mismos, de sus habilidades personales. Quizás ahora echen un poco de menos a la pesada de mamá que siempre les dice cómo y cuándo deben hacer las cosas, y que les resuelve a todas horas sus pequeños problemas: ¡mamá!, ¿sabes donde está el...?
Además, durante unos días vivirán y conocerán de cerca el verdadero sentido de las palabras compañerismo y solidaridad. Durante unos días el mundo les cambiará en redondo, dejarán de vivir en un mundo de, por y para adultos, para encontrarse en un mundo propio de niños, con múltiples actividades sumamente atractivas para ellos, eso sí, siempre bajo la vigilancia y la atenta mirada de sus monitores que los guiarán y ayudarán en todo momento, y que ellos mismos ven como personas más allegadas a ellos, más como un amigo/a y no como un profesor/a como ocurre en el colegio.
Ellos serán por unos días los protagonistas totales y absolutos, serán los encargados de poner y quitar la mesa, tendrán que hacerse la cama, limpiar los aseos, etc. El campamento es todo un micromundo, donde encontrarán pabellones para dormir, los servicios, el comedor, la biblioteca, la tienda, el banco... y ¡cómo no! la piscina.
Allí los niños y niñas agrupados en pequeños equipos encabezados cada uno por un monitor realizarán un sin fin de actividades -salidas al bosque, manualidades, bailes...- claro que éstas dependerán del tipo de campamento que elijas, pues hay una variedad según los gustos y aficiones de tu hijo. Puedes encontrar campamentos de idiomas, de deportes o de actividades relacionadas con la naturaleza.
Aunque seguro que tu hijo/a se lo va a pasar genial si lo mandas al campamento, antes de hacerlo piensa si tu hijo esta preparado para afrontar esta experiencia, nunca lo obligues a ir si no quiere, no es recomendable forzarlo, quizás sea mejor esperar al año que viene. Pero si lo que le falta es decisión, sería interesante que unos días o meses antes visitaseis con él el campamento, especialmente si es la primera vez que va a acudir a uno. Ir en compañía de sus amigos también resulta esencial, ellos se lo pasan mucho mejor, y cuando papá y mamá no están los amigos se convierten en grandes apoyos afectivos, con ellos compartirán sentimientos y emociones.
Si para ti, como madre, también es la primera vez, quizás estarás un poco intranquila durante esos días, "¿se lo pasará bien?, ¿se las apañará él/ella solo/a?, ¿le gustará la comida?". Mi consejo, es que no te preocupes tanto, cuando regrese te encontrarás con la grata sorpresa de que ¡se ha hecho un poco más mayor!