William
Cunningham
Iba
un hombre caminando por el desierto
cuando oyó una voz que
le dijo:
"Levanta
unos guijarros, mételos
a tu bolsillo y mañana
te sentirás a la vez
triste y contento".
Aquel
hombre obedeció. Se inclinó,
recogió un puñado
de guijarros y se los metió
en el bolsillo.
A
la mañana siguiente,
vio que los guijarros se habían
convertido en diamantes, rubíes
y esmeraldas.
Y
se sintió feliz y triste.
Feliz,
por haber recogido los guijarros;
triste, por no haber recogido
más.
Sucede
lo mismo con nuestra vida, constantemente
Dios nos muestra qué
hacer, levantar al caído,
escuchar al solitario, amar
a triste, ayudar al desamparado.
Cada
vez que haces cosas agradables
a los ojos de Dios almacenas
riquezas en el cielo, pero si
algún día nos
damos cuenta que pesar de la
insistencia nunca escuchamos
y veamos que no tenemos riquezas
en el cielo, nos sentiremos
tristes y solos.
Vive
tu vida, asegurándote
de hacer una fortuna canjeable
solamente en el cielo...donde
la riqueza de la presencia de
tu creador es eterna.
Webset Copyright ©2011 Amatisa All Rights Reserved
|