"Es importante separar el estrés que puede producirnos la rutina, del amor que sentimos el uno por el otro"
Muchas
personas sueñan que cuando se casen, se sentirán como en un final de
cuento: "Y vivieron felices para siempre", sin pensar en que, desde el
principio, existieron diferencias personales que, en algún momento, si
no se reconocen y se aceptan a tiempo, terminarán convirtiéndose en
motivo de discusión, peleas y hasta separación.
Claro
que es posible vivir feliz en pareja, pero es imposible no tener
diferencias de opinión y discusiones eventuales. Lo importante es que no
se conviertan en una constante dentro de la relación y, mucho menos, en
una dinámica llena de agresividad, ofensas y dolor.
Es
importante aprender a afrontar y manejar los conflictos o los
desacuerdos que puedan surgir de la convivencia, a tiempo de evitar que
nos hagan daño y terminen separándonos.
En
la mayoría de los casos no es la falta de amor o del deseo de estar
juntos lo que nos enfrenta, sino, más bien, el estrés, la tensión y la
ansiedad que nos causan el exceso de trabajo o el desempleo, las cuentas
pendientes por pagar, el temor al futuro, los comentarios negativos que
nos hacen los demás, la incapacidad de asumir los cambios y de aceptar
lo inesperado, lo que nos lleva a permanecer a la defensiva y a punto de
estallar con la persona que más amamos.
Es
importante aprender a separar el estrés que puede producirnos la rutina
cotidiana, del amor que sentimos el uno por el otro. De esta manera
lograremos conservar la disposición a comunicarnos para resolver
nuestros desacuerdos y conflictos sin tener que llegar a la pelea. La
próxima vez que tu pareja se acerque alterada, sin razón aparente, es
preferible respirar profundo, darle espacio y tiempo para que se calme, y
tener algún gesto que le haga sentir comprendida y querida.
Recordemos
que las palabras pueden convertirse en un vehículo de conciliación y
acuerdo, pero también en un arma para ofender y hacer sentir mal a la
otra persona. Más importante que resaltar la ofensa, el comentario
negativo o las diferencias, lo es mantener la actitud de lograr
soluciones al conflicto. Si ambos están dispuestos a buscar una solución
para dar por terminado el asunto, estarán dispuestos a ceder, no como
una señal de sumisión sino de madurez, inteligencia y deseo de mantener
la relación. Somos responsables de escoger el mejor momento para hablar
de lo que sentimos, y de buscar las mejores palabras para hacerlo,
siempre con la intención, de aclarar, resolver y acercarnos.
Tenemos
derecho a expresar nuestros sentimientos sin atacar o agredir a la otra
persona. El respeto y la aceptación de nuestras diferencias, la
tolerancia, la paciencia, la flexibilidad, saber escuchar, y resaltar
sus características más positivas serán las herramientas que nos lleven a
extender el tiempo juntos.
A-D