ENFRENTANDO SITUACIONES DIFICILES
Muchas veces vivimos en un ambiente estresante, por el trabajo, la rutina diaria en el hogar, esos términos del día en los que llegamos al hogar sabiendo que aún quedan unas horas más de trabajo para finalizar agotadas y deseando tan sólo acostarnos y cerrar los ojos para dormir…
Las mujeres, suelen reunirse dándose su pequeño espacio para disfrutar de una buena taza de café y conversaciones sobre la vida misma, sobre el hogar, sobre el matrimonio; todo ello para desahogarse muchas veces de las preocupaciones de su persona y vida misma, buscando quizás con ello un consejo, una opinión o simplemente saber si es normal lo que sucede en su vida personal o es solamente a ella…
Tenemos por ejemplo, el caso de una mujer que trabaja fuera del hogar, sabe que desde muy temprano tiene que levantarse para iniciar su día con los niños, ducharlos, preparar el desayuno, mientras el esposo duerme tranquilo un rato más, tranquilo y relajado, sabiendo que al despertar tendrá su desayuno listo y de la misma manera salir a su trabajo, mientras que la esposa tiene que andar aprisa para dejar a los niños en el colegio y de ahí marcharse al hogar, sabe que no los verá hasta llegar la noche cuando regrese ya que por necesidades del horario en la oficina tiene que buscar quien se los cuide el resto del día hasta la hora en que regrese y ya los tenga con ella.
Y qué le espera al salir del trabajo, de nueva cuenta pasar por sus niños, cuando éstos los cuidan fuera del hogar, muchas veces también son cuidados por la familia, llegar a casa, ya con más tiempo dentro de lo que cabe, dormir a los niños, ponerse cómoda e iniciar las labores del hogar, la cena, los trastos de la cocina, la ropa regada en las habitaciones, un sin fin de cosas y trabajos que nunca faltan en un hogar.
¿Y dónde está el esposo? Él llega del trabajo, un beso a medias, cenar, un cariñito a los niños y a ducharse y encerrarse en la habitación, ya tranquilo, relajado, en paz como si hubiera cumplido con sus deberes de esposo ese día con ir a trabajar, realizando su hobby favorito, viendo películas acostado y tapado con las sábanas, moviendo las manos debajo de ella, ensimismado viendo esas películas eróticas que tanto le gustan y que a su mujer le pone las emociones entre de tristeza, decepción y coraje; ya ni siquiera dice nada, sólo se concreta a mirar de reojo, desviando la mirada y saliendo de la alcoba.
Muchas veces las mujeres se han preguntado porqué sus pareja se masturban, sabiendo que pueden tener un buen momento haciendo el amor… muchas veces las mujeres sienten en el lecho el movimiento suave de sus maridos a su lado, quizás mirándolas pero no tocándolas, dándose placer íntimo e individual. ¿Por qué la necesidad de masturbarse?
Las mujeres solemos tener temor y vergüenza de preguntarle al marido por temas como este, tememos no estar satisfaciéndoles como mujeres, que no tiene con nosotros el mismo placer que siente al hacerlo con la mujer. De la misma manera cuántas veces ante dicho problema, las mujeres buscan el modo de que ambos se sometan a terapia, para saber qué sucede y en qué están fallando su relación íntima. Pero el caso es que la mujer rara vez entiende y acepta que su hombre se tenga que dar placer a sí mismo.
Una de las principales cosas que se debe hacer en la pareja es entablar un buen diálogo, hablar de las preocupaciones que tenemos como mujeres, expresar en qué cosas no se está de acuerdo, y más cuando se trata de algo tan delicado como este tema. Lo que deseamos es ayudarnos mutuamente en las labores del hogar, en cosas simples como lavar los trastos, para luego darnos una ducha juntos y porqué no, de vez en cuando ver una película de las que a él le gusta mirar y así compartir sus deseos, logrando con ello disfrutar su intimidad pero juntos.
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