- ¡Qué descarado, el tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente!
Pero en vez de decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto a la puerta del primer
vecino.
Éste
estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando recogió los
papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que le
había supuesto un problemón aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y
pensó que su vecino no sólo se lo había robado, sino que además lo había
roto y tirado en la puerta de su casa. Pero no quiso decirle nada, y se
puso a preparar su venganza.
Ambos
acabaron en el hospital, y se pasaron una buena temporada compartiendo
habitación. Al principio no se dirigían la palabra, pero un día,
cansados del silencio, comenzaron a hablar; con el tiempo, se fueron
haciendo amigos hasta
que finalmente, un día se atrevieron a hablar del incidente del papel.
Entonces se dieron cuenta de que todo había sido una coincidencia, y de
que si la primera vez hubieran hablado claramente, en lugar de juzgar
las malas intenciones de su vecino, se habrían dado cuenta de que todo
había ocurrido por casualidad, y ahora los dos tendrían su casa en
pie...
Autor.. PEDRO PABLO SACRISTÁN.