...Conforme uno se va haciendo mayor, debe haber màs y màs reflejo de Cristo en èl. Tiene que estar desembarazandose todo el tiempo de viejas faltas, y adquiriendo nuevas virtudes. Deben amanecer cada dia en su vida una nueva serenidad y una nueva nobleza. Como dice la Oraciòn de una monja del siglo XVII, de fuente desconocida:
Señor: Tù sabes mejor que yo que me voy haciendo mayor, y algùn dia sere vieja. Guardame del habito fatal de creer que siempre tengo que decir algo sobre todos los asuntos y en todas las situaciones. Librame de empeñarme en arreglarles la vida a los demas. Hazme reflexiva, pero no maniatica; dispuesta a ayudar, pero no a mangonear. Con un arsenal de sabiduria como el mio parece una lastima no usarlo todo; pero Tù sabes, Señor, que quiero conservar algunos amigos hasta el final.
Mantèn mi mente libre del recital de detalles interminables; dame alas para ir derecha al grano. Sella mis labios a mis angustias y dolores. Crecen como los hongos, y el desplegarlos le va resultando a una cada vez màs dulce con el paso de los años. No me atrevo a pedir la gracia suficiente para escuchar con interes las historias de los males de los demas, pero ayudame a soportarlas con paciencia.
No me atrevo a pedir mejor memoria, pero si una humildad creciente y no tanta seguridad cuando mis recuerdos parecen estar en conflicto con los de otros.
Enseñame la gloriosa leccion de que a lo mejor estoy equivocada.
Mantenme razonablemente dulce; no quiero ser una santa- con algunos de ellos no se podia vivir- pero una vieja gruñona es una de las màs logradas obras maestras del diablo. Dame la capacidad de descubrir cosas buenas en lugares inesperados, y talentos en personas insospechadas. Y dame Señor, la gracia de decirtelo. Amen...Comentario de William Barclay