Una Amiga
Tengo una amiga que quiero, Con todo mi corazón; Es una estrella en mi cielo, Solo un tenue resplandor.
Pero su luz ha bastado, Para que mi alma dolorida, Se sienta llena de vida, De mucha fe y esperanza,
Me ha llenado de confianza, En un futuro mejor. Me nutre con su fulgor, Aunque es tal su lejanía, Que alcanzarla no podría, Por más intentos que hiciese.
Oh, Señor, si un día pudiese, Estrecharla entre mis brazos, Devolverle paso a paso, Lo que le quitó la vida. ¿Será posible que un día, se produzca este milagro?
Oh, Señor, si un día mi barco, Rompiera sus ligaduras, Y de mi mar de amarguras, Pudiese por fin zarpar, Para irse a navegar, Hacia aguas más tranquilas, Alcanzar intentaría, A mi estrella tan lejana.
Quizá al clarear la mañana, De un esplendoroso día, Llegue la mirada mía, A encontrarse con la suya, Y algo entre nosotros surja, Que nos una gratamente,
Quizá descubra que siempre, Nos habíamos conocido, Que esto que aquí yo he sentido, No ha sido una utopía.
Que si a pesar de la lejanía, Nos hemos tanto atraído, Es que su alma siempre ha sido, La gemela de la mía.
Por: Roberto Quiñones
|