Una de las condiciones más tristes de la criatura humana es leer la Palabra de Dios con un velo sobre el corazón, pasar por encima de todos los maravillosos testimonios de gracia y amor redentor que las Escrituras contienen, con los ojos del alma cegados. Y es triste también, si no tan censurable, pasar por encima de las obras de Dios, vivir en un mundo de flores, estrellas y puestas de sol y mil objetos gloriosos de la naturaleza y no tener ningún interés para descubrir a su Autor. ---Dean Goulbourn. |