Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
General: UNA FLOR EN EL PELO
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Caroly  (Mensaje original) Enviado: 17/04/2012 17:59
go112.gif picture by sonadora54
Una flor en el pelo

Ella siempre usaba una flor en el pelo. Siempre.

En general, me parecía que estaba fuera de lugar.
¿Una flor a mediodía? ¿En la oficina?
¿Para ir a una reunión de profesionales?

Era aspirante a diseñadora gráfica en la empresa
donde yo trabajaba. Todos los días entraba en la oficina,
decorada en un seco estilo ultramoderno, con una flor en el pelo,
que le llegaba a los hombros. Casi siempre, su color
combinaba con el de su atuendo, por lo demás adecuado.
Lucía como una pequeña sombrilla de colores vívidos, prendida al gran
telón de fondo que formaban sus ondas morenas.

En ocasiones (cuando celebrábamos la Navidad, por ejemplo)
esa flor añadía un toque festivo que resultaba adecuado.
Pero en el trabajo parecía fuera de lugar. Las mujeres más
profesionales de la oficina estaban prácticamente indignadas;
opinaban que alguien debía llevarla aparte e informarle cuáles eran
las reglas para que te tomen en serio en el mundo de los negocios.
Otras, incluida yo misma, lo veíamos como un simple capricho personal; en
la intimidad la llamábamos la florida. -¿La florida ya terminó el diseño preliminar
del proyecto para Wal-Mart?-preguntaba una, con una sonrisita aviesa.
-Por supuesto. Hizo un trabajo estupendo.
La verdad es que la muchacha está floreciente-podía
ser la respuesta, con mucho aire de superioridad y diversión compartida.
Por entonces, esas bromas nos parecían inocentes.
Que yo supiera, nadie había preguntado a la joven por qué
llevaba una flor a la oficina día a día. En realidad, probablemente
habría sido más fácil interrogarla si algún día se hubiera presentado
sin ella. Y un día, así fue. Cuando entró en mi oficina con su proyecto, me extrañé:

-Veo que hoy no se ha puesto ninguna flor en el pelo.
Estoy tan acostumbrada a vérsela que es como si le faltara algo.

-Oh!, sí- respondió, en tono bastante sombrío.
Eso contrastaba con su personalidad, habitualmente alegre y animosa.
La pesada pausa siguiente me instó a preguntar:

-¿Se siente bien? Aunque esperaba que respondiera que sí,
sabía intuitivamente que eso encerraba algo más importante.

-Bueno- musitó, con las facciones abrumadas de recuerdo y dolor-, hoy
es el aniversario de la muerte de mi madre.
La extraño mucho. Creo que me siento algo triste.

-Comprendo -dije. Me inspiraba compasión, pero
no quería meterme en terrenos emotivos:

-Supongo que le cuesta hablar del tema.
Mi parte empresarial ansiaba que ella lo confirmara, pero
en el fondo sabía que eso entrañaba algo más.

-No, no, está bien. Sé que hoy estoy demasiado sensible.
Para mi es un día de duelo, ¿comprende?
Y comenzó a contarme su caso.
- Mi madre sabía que el cáncer la estaba matando.
Cuando murió yo tenía quince años. Éramos muy unidas.
Ella estaba llena de generosidad, de amor.
Como sabía que iba a morir, me grabó un mensaje para cada cumpleaños,
desde los dieciséis hasta los veinticinco. Hoy cumplo los veinticinco años.
Esta mañana vi el video que preparó para este día.
Creo que todavía lo estoy digiriendo. ¡Y cómo me gustaría tenerla conmigo!

-Bueno, créame que la acompaño en su sentimiento -dije, con total sinceridad.

-Gracias, por ser tan buena -replicó- Ah, con respecto a la flor...Cuando
yo era chica mamá solía ponerme flores en el pelo. Un día, estando
ella internada, le llevé una bella rosa de su jardín.
Cuando se la acerqué a la nariz para que percibiera el perfume,
ella la tomó y, sin decir palabra, me apartó la melena de la cara y
me la puso en el pelo, como cuando era chiquita. Murió ese mismo día.

Los ojos se le llenaron de lágrimas.

-Desde entonces siempre uso una flor en el pelo.
Es como si ella me acompañara, aunque sólo sea en espíritu
-suspiró- Pero hoy vi el video que preparó para este cumpleaños;
me decía que lamentaba no poder verme crecer y que esperaba
haber sido buena madre. Y que le gustaría recibir alguna señal
indicativa de que yo podía bastarme sola. Así pensaba mi madre;
así hablaba. -sonrió con afecto ante el recuerdo.
-Era muy sabia. Asentí con la cabeza.

-Así parece, en efecto.

-Y yo pensé: ¿cuál podría ser esa señal? Entonces me pareció
que debía dejar de ponerme la flor.
Pero echo de menos lo que representaba.
Sus ojos de avellana se perdieron en recuerdos.

-Fue una gran suerte tener una madre como ella.
Pero no necesito usar una flor para recordarla.
En realidad, lo sé perfectamente.
Era sólo un signo exterior de mis atesorados recuerdos.
Me siguen acompañando, aunque no use la flor.
Pero la voy a extrañar... Ah, aquí está el proyecto. Espero que le guste.

Me entregó la carpeta pulcramente preparada, firmada y
con su marca distintiva: una flor dibujada a mano bajo el nombre.

Recuerdo haber oído decir, cuando era joven:
"Nunca juzgues a otra persona
sin haber caminado un kilómetro con sus zapatos".
Pensé en las veces que había criticado sin ninguna
sensibilidad a esa joven de la flor en el pelo.

Era trágico que lo hubiera hecho sin estar informada, sin conocer
la historia de la muchacha y la cruz que debía soportar.
Si me enorgullecía de conocer cada faceta de mi empresa, por
intrincada que fuera, de saber con exactitud cómo se coordinaban
las distintas funciones, ¿no era trágico haber adoptado la idea de
que la vida personal no tenía nada que ver con la profesión?
¡Pensar que cada uno debía dejar sus cosas privadas
a la puerta cuando entraba en la oficina!

Ese día supe que la flor en el pelo simbolizaba el don del amor
de esa muchacha, su manera de mantenerse en
contacto con la madre perdida cuando era tan jovencita.

Al estudiar el proyecto que me había entregado, me sentí honrada
por tratar con alguien tan profundo, con tal capacidad de sentir...de ser.
Se explicaba que su trabajo fuera siempre excelente.
Vivía dentro de su corazón. Y me obligó a visitar nuevamente el mío.

Bettie B. Youngs

 

 

go112.gif picture by sonadora54



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: mujervirtuosa8 Enviado: 18/04/2012 18:45
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Caroly Enviado: 21/04/2012 20:22


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados