Para triunfar es preciso que seas dueño de ti mismo y pongas
toda tu energía al servicio de tu realización personal.
Si conservas la mente lúcida y mantienes el control de tus emociones,
podrás superar cualquier situación, como capitán que debes ser, de tu propia vida.
Lleva las riendas de tu conducta y mantén bajo control todas tus acciones.
Tu conciencia puesta al servicio de tu crecimiento
y superación, es la que debe comandar tu voluntad.
El estrés dificulta tu paz interior, afecta tu salud, tu felicidad y tu vida.
Para evitarlo, renuncia a querer lograr objetivos de manera acelerada y forzosa.
Aprende a utilizar el tiempo en forma adecuada.
Evita tensionarte por querer hacer varias cosas a la vez.
No empujes el río, déjalo correr a su ritmo.
No te amargues imaginando futuros llenos de dificultades.
Mira tus problemas con objetividad y hasta con buen humor y saca provecho de tus errores.
Reconoce el valor y el poder dinámico de la palabra.
Que lo que digas sea verdad y que tus palabras sean las adecuadas, que
reconozcan la dignidad humana y realcen los valores humanos.
Utiliza tus palabras sólo para agradecer, para bendecir, para servir,
orientar, aconsejar y promover acciones positivas de superación,
crecimiento y armonía entre todas las personas.
Descontamina tu palabra de mentiras, pues son una forma de violencia.
Nunca utilices tu palabra con rudeza ni en forma grosera.
Usa el poder de tu palabra sólo para dignificarte.
Autor desconocido