El ratón y la ratonera
Un ratón mirando por un agujero de la pared ve al paje y a su mujer abriendo un paquete.
Rápidamente pensó: "¿Qué tipo de comida podrá haber allí?"
Quedó aterrorizado, cuando descubrió que era una ratonera.
Fue al patio de la casa a advertir a todos:
"¡Hay una ratonera en la casa,... una ratoneraaa!"
La gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra , cacareó y le dijo:
"Disculpeme Sr. Ratón; entiendo que sea un gran problema para usted,
pero a mí no me perjudica en nada, ni me molesta!"
El ratón se llegó hasta el cordero y le dijo:
"¡Hay una ratonera en la casa!"
"¡Discúlpeme, Sr. Ratón, pero no veo nada que pueda hacer, a no ser orar.
¡Quédese tranquilo, usted está en mis oraciones!"
El ratón se fue hasta donde estaba la vaca, y ella le dijo:
-"¿Qué me dice Sr. Ratón, una ratonera? ¿Estoy en peligro por casualidad?"
-Creo que no...
Entonces el ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido,
para encarar sólo la ratonera del paje.
Aquella misma noche se escuchó un ruido, como el de una ratonera agarrando
a su víctima. La mujer del estanciero corrió a ver qué había en la ratonera.
Pero, en la oscuridad, no vio que la trampa había agarrado
la cola de una víbora venenosa. La víbora la mordió.
El paje la llevó corriendo al hospital. La mujer volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar a alguien que
tiene fiebre, nada mejor que un buen caldo de gallina.
El hombre entonces tomó un cuchillo y fue a buscar el principal ingrediente:
la gallina. Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos
vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero.
Pero la mujer no resistió, y acabó falleciendo.
Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido
por la solidaridad, resolvió matar a la vaca para darle de comer a todos.
La próxima vez que oigas decir que alguien está delante de un problema,
recuerda que cuando hay una ratonera en la casa... ¡toda la granja corre peligro!
¿Se dieron cuenta quién se salvó?
Enviado por Roberto Quinones
Si no hay solidaridad, si solo palabras ficticias se dicen ante el reclamo de un temor,
de una necesidad, de una ayuda, ¿Quien puede ser tan diferente que se jacte de estar
en mejor situación sin hacer nada por los demás con la seguridad de que nunca
le llegará la hora de tener que vérselas con lo que alguna
vez consideró ajeno con indiferencia y despreocupación?
Dedicado a todos los paises latinoamericanos
Miguel Angel Arcel
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