A veces cruzamos por
grandes desiertos, y nos sentimos como flores sin agua, nos sentimos como una rosa marchitada, sentimos que por nuestro cuerpo las raíces de la felicidad comienzan a secarse, las raíces de las promesas comienzan a desaparecer, sentimos como si el Sol nos quemase sin misericordia, el polvo comienza a posesionarse de nuestras vidas, y sentimos un gran vacío porque no somos respondidos por nuestro Salvador.
Estás atravesando por un gran desierto, te sientes como si nadie te escucha -yo he pasado por allí-, sientes que las fuerzas te abandonan, sientes que Dios ya no te escucha, te sientes lejos de la presencia de Dios. Aún cuando estas orando y pidiéndole al Padre que haga su voluntad contigo, sientes que no te responde, el desierto se hace mas grande y mas ancho, las tormentas de arena tocan los pétalos de tus sentimientos, y gritas ¡DIOS AYUDAME! No hay respuesta, y dices: ¡EN DONDE ESTA MI DIOS!
Solo soy una rosa que se marchita sin la lluvia de tu bendición, Dios, me veo en un desierto enorme, en donde cada día que pasa mis raíces se secan.
En medio del desierto, aunque sentimos que las fuerzas se desvanecen, es el momento entonces de decir ¡Dios me siento como una rosa en el desierto!, ¡NECESITO DE TU LLUVIA!
Tú me ves y me escudriñas, tú sabes que te amo, tú sabes que te he pedido, tú sabes que te necesito, eres mi agua y mi refugio, sin tus bendiciones no soy nada.
Pero cuando nos vemos en esa situación y acudimos a la Biblia, nos damos cuenta que no solo nosotros atravesamos desiertos enormes, nos damos cuenta que el mismo Hijo de Dios, quien siendo inocente padeció de un enorme desierto y de un gran conflicto cuando llego la hora de morir por ti y por mí.
Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras. Mateo 26:39
Por segunda vez clamo al Padre pidiéndole una respuesta: Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Mateo 26:42
Este es el claro ejemplo que todos atravesamos por desiertos, aun el Hijo de Dios, pedía con lagrimas y con su rostro humillado, orando y pidiendo ser sacado de ese gran desierto. Sin embargo Él esperó la voluntad de su Padre.
A veces nos desesperamos, y creemos que Dios se apartó de nosotros, a veces no queremos estar en esos desiertos, pero la Palabra del Señor dice: Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah Salmos 3:4, ¡Clama a Jehová en medio del desierto! Cuando clames a Jehová su Palabra se hará agua para tus raíces, y entrara para darte vida nuevamente.
Jehová será refugio del pobre, Refugio para el tiempo de angustia. 10En ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. Salmos 9:9-10
En medio del clamor, el Señor te responderá, saldrás de ese desierto, no eres la única persona que lo esta atravesando, muchos de nosotros hemos atravesado nuestros propios desiertos, pero Jehová en medio del clamor, en medio de la angustia, Él inclinó su oído, e hizo de nuestros ruegos y clamores, manantiales de vida, y nos fortaleció con su Espíritu para proseguir en su caminar, nuestras raíces recibieron el agua de su Palabra, nuestro cuerpo se fortaleció nuevamente para proseguir hasta verle.
Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá. Salmos 1:1
Ahora clama a Jehová y veras que finalmente el desierto se convertirá en pastos verdes y campos de reposo para tu vida y para tu alma, no olvidando algo fundamental, el tiempo cuando salgas de allí Él lo definirá conforme a tu clamor, entonces Él dirá: ¡Yo te levanto y te saco de ese desierto! Entonces comprenderás y analizaras cual era la causa por la cual atravesaste el camino de la prueba, entonces diras como yo:
Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y enaltecido sea el Dios de mi salvación. Salmos 18:46.Amen.
Estás atravesando por un gran desierto, te sientes como si nadie te escucha -yo he pasado por allí-, sientes que las fuerzas te abandonan, sientes que Dios ya no te escucha, te sientes lejos de la presencia de Dios. Aún cuando estas orando y pidiéndole al Padre que haga su voluntad contigo, sientes que no te responde, el desierto se hace mas grande y mas ancho, las tormentas de arena tocan los pétalos de tus sentimientos, y gritas ¡DIOS AYUDAME! No hay respuesta, y dices: ¡EN DONDE ESTA MI DIOS!
Solo soy una rosa que se marchita sin la lluvia de tu bendición, Dios, me veo en un desierto enorme, en donde cada día que pasa mis raíces se secan.
En medio del desierto, aunque sentimos que las fuerzas se desvanecen, es el momento entonces de decir ¡Dios me siento como una rosa en el desierto!, ¡NECESITO DE TU LLUVIA!
Tú me ves y me escudriñas, tú sabes que te amo, tú sabes que te he pedido, tú sabes que te necesito, eres mi agua y mi refugio, sin tus bendiciones no soy nada.
Pero cuando nos vemos en esa situación y acudimos a la Biblia, nos damos cuenta que no solo nosotros atravesamos desiertos enormes, nos damos cuenta que el mismo Hijo de Dios, quien siendo inocente padeció de un enorme desierto y de un gran conflicto cuando llego la hora de morir por ti y por mí.
Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras. Mateo 26:39
Por segunda vez clamo al Padre pidiéndole una respuesta: Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Mateo 26:42
Este es el claro ejemplo que todos atravesamos por desiertos, aun el Hijo de Dios, pedía con lagrimas y con su rostro humillado, orando y pidiendo ser sacado de ese gran desierto. Sin embargo Él esperó la voluntad de su Padre.
A veces nos desesperamos, y creemos que Dios se apartó de nosotros, a veces no queremos estar en esos desiertos, pero la Palabra del Señor dice: Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah Salmos 3:4, ¡Clama a Jehová en medio del desierto! Cuando clames a Jehová su Palabra se hará agua para tus raíces, y entrara para darte vida nuevamente.
Jehová será refugio del pobre, Refugio para el tiempo de angustia. 10En ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. Salmos 9:9-10
En medio del clamor, el Señor te responderá, saldrás de ese desierto, no eres la única persona que lo esta atravesando, muchos de nosotros hemos atravesado nuestros propios desiertos, pero Jehová en medio del clamor, en medio de la angustia, Él inclinó su oído, e hizo de nuestros ruegos y clamores, manantiales de vida, y nos fortaleció con su Espíritu para proseguir en su caminar, nuestras raíces recibieron el agua de su Palabra, nuestro cuerpo se fortaleció nuevamente para proseguir hasta verle.
Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá. Salmos 1:1
Ahora clama a Jehová y veras que finalmente el desierto se convertirá en pastos verdes y campos de reposo para tu vida y para tu alma, no olvidando algo fundamental, el tiempo cuando salgas de allí Él lo definirá conforme a tu clamor, entonces Él dirá: ¡Yo te levanto y te saco de ese desierto! Entonces comprenderás y analizaras cual era la causa por la cual atravesaste el camino de la prueba, entonces diras como yo:
Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y enaltecido sea el Dios de mi salvación. Salmos 18:46.Amen.