Sigamos a Pablo para ser uno de los que edifican
"hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños flucttuantes,
llevados por doquiera por todo tipo de doctrina, por estratagema
de hombres que para engañar emplean todas las artimañas del
error" Efesios 4:13-14.
Notemos que este versículo Pablo no dice "lleguen", sino "lleguemos"
Cuando escribió este versículo, Pablo ya era un hombre maduro; sin
embargo, esperaba que los inmaduros crecieran. En otras palabras,
él esperaba que todos llegáramos. Pablo no quería llegar a su destino
antes que los más jóvenes; más bien esperaba que todos llegáramos
a tres cosas: A la unidad en la fe, a un hombre de plena madurez y
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Así que, en
realidad las tres frases aluden a lo mismo.
Pablo esperaba que todos los santos llegaran a la norma que él había
alcanzado y que fueran idénticos a él. Él era un edificador, y nosotros
también debemos serlo. Pablo no era un oficial de alto rango,
simplemente un miembro del Cuerpo. La diferiencia entre él y la mayoría
de nosotros es que Pablo era un miembro edificador, mientras que la
mayoría de nosotros somos miembros edificados.
Un bebé espiritual no puede edificar; él primero debe ser edificado, y
para ello necesita crecer. Si queremos ser miembros edificados, y
especialmente si deseamos ser miembros que edifican, debemos crecer.
Además debemos desarrollar ciertas habilidades. La manera de
perfeccionar a los santos es alimentarlos para que crezcan, y entrnarlos
para que aprendan ciertas habilidades (tal como predicar el
evangelio y tomar cuidado de otros).