Cuando
sentimos que nuestra mente está
llena de pensamientos enredados
y que no encontramos el hilo de
cada uno de ellos, nos da por
la desesperación, y queremos
huir a donde sea, cerrar los ojos
y ya no abrirlos.
Cuánta
cobardía de nuestra parte
el no querer hacer frente a nuestros
problemas, y creemos que nadie
nos entiende porque solo nosotros
sabemos cuán son de grandes
y dolorosos. Y cuánto tiempo
estamos perdiendo en sufrir en
vez de buscar la solución.
Cuando
estamos perdidos en el mar de
confusiones, nos molesta mucho
que nos digan que tenemos la solución,
porque pensamos que los culpables
de nuestro sufrimiento son otros
y no nosotros.
Es
muy difícil aceptar que
nosotros somos el propio remedio
para nuestra curación pero,
¿por qué no hacemos
caso solo por una vez y lo intentamos?
El
remedio esta ahí, macerándose
y esperando a ser utilizado para
acabar con el sufrimiento que
nos está marchitando la
Vida que con tanto gusto Dios
nos la da.
Desconozco
su autor
|