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De: Julianhgm (Mensaje original) |
Enviado: 09/07/2012 21:26 |
....Tengan cuidado, entonces, de todos los pensamientos de pecado. Si muestran a un ladrón todas las cerraduras, y los pasadores, y las barras de su casa, y le dicen cómo se puede abrir la ventana de la bodega, o cómo se puede romper la cerradura de la puerta trasera, no se sorprendan si, una de estas noches, descubren que todos sus bienes han sido robados. Si quieren hacer esto, e introducen todas estas cosas malas en su habitación, no deberían sorprenderse de las consecuencias, sin importar cuán alarmados se queden sus amigos al detectarlo.
Es un hecho que los pensamientos son los huevos del pecado. Son el embrión del que brota el pecado: son el fermento del que procede toda forma de iniquidad. Oímos algunas veces acerca de guaridas de fiebres y cuevas de pestilencia: los malos pensamientos son semejantes a estas cosas. Son las selvas en las que los monstruos del pecado crecen y engordan. Los pensamientos de pecado son los oscuros bosques que albergan todo tipo de males; son los malignos pájaros de presa que destruyen todo tipo de bien.
Por tanto, como Dios está atento a nuestros pensamientos, debemos tener memoria de la responsabilidad que implican en nosotros. No debemos despreciarlos más, sino que hemos de vigilar la sala de maternidad en los que son criados, y comenzar a escudriñar nuestros corazones, y juzgarnos como a la vista de Aquel que escudriña todos los corazones. Spurgeon
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Específico mensaje, una bendición que lo compartas, Bendiciones!
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....Tengan cuidado, entonces, de todos los pensamientos de pecado. Si muestran a un ladrón todas las cerraduras, y los pasadores, y las barras de su casa, y le dicen cómo se puede abrir la ventana de la bodega, o cómo se puede romper la cerradura de la puerta trasera, no se sorprendan si, una de estas noches, descubren que todos sus bienes han sido robados. Si quieren hacer esto, e introducen todas estas cosas malas en su habitación, no deberían sorprenderse de las consecuencias, sin importar cuán alarmados se queden sus amigos al detectarlo.
Es un hecho que los pensamientos son los huevos del pecado. Son el embrión del que brota el pecado: son el fermento del que procede toda forma de iniquidad. Oímos algunas veces acerca de guaridas de fiebres y cuevas de pestilencia: los malos pensamientos son semejantes a estas cosas. Son las selvas en las que los monstruos del pecado crecen y engordan. Los pensamientos de pecado son los oscuros bosques que albergan todo tipo de males; son los malignos pájaros de presa que destruyen todo tipo de bien.
Por tanto, como Dios está atento a nuestros pensamientos, debemos tener memoria de la responsabilidad que implican en nosotros. No debemos despreciarlos más, sino que hemos de vigilar la sala de maternidad en los que son criados, y comenzar a escudriñar nuestros corazones, y juzgarnos como a la vista de Aquel que escudriña todos los corazones. Spurgeon
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