Estas cosas nos traen a algunas preguntas básicas: ¿Qué significa realmente el quebrantamiento? ¿Cómo se manifiesta en la vida de los creyentes? ¿Cuáles son algunos de sus elementos básicos?
Arrepentimiento, Confesión y Disculpa Probablemente una de las primeras cosas en que pensamos es la disposición para confesar el pecado a Dios y a aquellos que hemos ofendido. No trate de barrer "la basura bajo la alfombra" No trate de olvidar con la excusa que "el tiempo lo borra todo". Corra a la presencia de Dios y exclame: "Yo he pecado" y luego, yendo a cualquiera que haya sido herido por sus acciones, le dice: "He actuado mal, estoy arrepentido, le ruego que me perdone". Si bien por un lado siente la vergüenza de pedir disculpas, por el otro lado conoce el gran alivio de una conciencia limpia y de andar "en la luz". La verdadera confesión no disimula el pecado ni disminuye su realidad.
No es como aquella patrona impenitente que decía con altivez, "Si yo he hecho algo malo, estoy dispuesta a ser perdonada". El arrepentimiento genuino dice, "he actuado mal y estoy aquí para decir que lo lamento". La vida de David se oscureció por el pecado y fracaso, pero lo que lo hizo amado al corazón de Dios, fue su profunda penitencia. En los Salmos 32 y 51 repasamos con él sus transgresiones, pecado e iniquidad. Le vemos durante la época en que se negaba a arrepentirse. Su vida entonces era física, mental y espiritualmente miserable. nada le salía bien; parecía que todo estaba desencajado.
Finalmente fue quebrantado, sé confesó a Dios y Él le perdonó. Entonces las campanas empezaron a sonar nuevamente y David recuperó su canción.