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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: VOLVER A SOÑAR
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De: hectorspaccarotella  (Missatge original) Enviat: 17/01/2013 12:37

VOLVER A SOÑAR

Uno de los desafíos más grandes que propongo a las personas con las que trato buscando ministrarlas se da cuando les doy la tarea de SOÑAR.

Claro que no me refiero a dormir por las noches, sino a soñar despiertos, animarse a retomar sus propios sueños, aquellos que quedaron en algún lugar de su vida.

Nos cuesta salirnos de la rutina cotidiana, de lo que vemos y podemos administrar con los sentidos, de aquello que nos reporta un beneficio económico…

Cuando el adulto ha pasado un tiempo dedicado a lo que “tiene” que hacer, comienza a olvidarse soñar.

Y el riesgo es que si no somos capaces de soñar nuestros sueños… entonces tampoco podremos atrevernos a soñar los sueños de Dios.

El sueño y la visión que Dios te da cambiarán tu vida. Una vez que recibiste el sueño de Dios, tu vida está afectada para siempre.

Hemos limitado nuestros “quiero” cambiándolos por nuestros “debo”. Los “quiero” han ido quedando lentamente en el pasado.

Ya no cerramos los ojos y nos imaginamos haciendo algo que nos gusta, o dándonos el permiso de hacer algo que siempre deseamos.

Y justamente esa pérdida de capacidad es la que está afectando que los sueños de Dios se cumplan en nosotros.

Él nos invita a soñar, a creer una realidad que está más allá de nuestros sentidos corporales. A imaginar y sentir que es posible algo que no podemos tocar, ni escuchar, ni ver.

Nos desafía a pensar en imposibles y creerlos como posibles.

Cerrar los ojos y vivir las utopías como si pudieran hacerse realidad ya mismo.

 

El pastor Harold Caballeros cuenta en uno de sus mensajes:

 

En una ocasión compartí una cena con el doctor David Yonggi Cho, y le solicité que me dedicara un libro con su firma. Entonces le llevé un ejemplar de "La oración clave del avivamiento". Mi única intención era que firmara el libro. Sin embargo, él tomó la lapicera y se puso a escribir. Obviamente, despertó mi curiosidad por saber qué decía su dedicatoria. Cuando tomé el libro vi que había escrito: "Querido Harold, tu visión va a cambiar tu vida, tu visión te transformará. La visión le dará forma a tu vida.

¿Y cómo hacer para volver a ejercitar esta capacidad que los adultos hemos ido perdiendo?

Los sueños y las visiones son el lenguaje de Dios”.

 

Muchas veces hablo con mujeres y varones que a partir de lo que les tocó vivir en la vida, nunca aprendieron a soñar. En su historia no había espacio para eso.

Son personas que no saben mirar hacia el futuro, no se imaginan qué pueden programar hacia adelante, no piensan en mañana y mucho menos en lo que pudieran estar haciendo dentro de 5 años.

Están demasiado ocupados gastando toda su energía en resolver el presente; el futuro llegará cuando llegue.

Nunca en todos los años que llevan de vida, se dieron el permiso de soñar.

Dios quiere tratar con ellos, quiere cambiar su realidad, quiere enseñarles cosas nuevas y transformar su mentalidad para que también el alma acepte las buenas noticias del Evangelio.

Si este es tu caso, tengo la buena noticia para darte de que esto es posible, que tu vida puede tomar un camino radicalmente distinto a partir de hoy mismo.

HOY ES EL DÍA EN QUE EL SEÑOR QUIERE QUE EMPIECES A SOÑAR.

También puede ser tu caso que tuviste sueños, que levantaste en vuelo por encima de la altura de tus ojos muchas veces, pero en una de esas veces en que te jugaste por cumplir lo que creías que era un futuro distinto, cometiste un error y te lastimaste.

Y ya no te querés arriesgar, porque tenés miedo de volver a caer. Miedo a fracasar otra vez.

A vos quiero animarte a que saques del cajón tus sueños, que vuelvas a animarte, a creer que es posible. No importa el tiempo que haya pasado; no importa que las circunstancias sean distintas, tampoco que tengas que volver a prepararte.

 

¿Porqué no?

 

¿Es preferible quedarte en ese espacio de bostezos y aburrimiento donde estás? ¿Realmente preferís esa vida a la aventura que Dios te propone empezar nuevamente hoy mismo?

 

Dice Harold Caballeros:

“Hay muchos sueños que la vida hizo marchitar. Las circunstancias, los tropiezos, las necesidades, la carencia y muchas veces la ignorancia, nos hizo guardarlos. Solemos decir: "Yo tenía un sueño, una ilusión, pero no lo logré". Pero quiero enseñarte cuál es la manera correcta de hablar.

Es tiempo de una nueva esperanza. Es momento de ponernos de pie, de mirar hacia delante y decirle sí a la vida, sí a los sueños y no al fracaso”.

 

Yo podría agregar con toda humildad a las palabras de Caballeros, que una vida que no tiene sueños no merece ser vivida. Nadie puede ser felíz si no da lugar a construir en su mente proyectos, una visión de cómo debería ser su futuro.

Dios quiere darte hoy justamente una nueva visión.

Y si le das lugar a que su Espíritu Santo pueda ministrártela,  tu vida va a cambiar.

Vas a encontrarte de repente caminando en otra dirección, vas a sentir que la adrenalina vuelve a circular en tu cuerpo, vas a volver a respirar profundo.

(¿cuánto hace que ni te das cuenta que estás respirando?), se te van a iluminar los ojos y se llenarán de brillitos.

Seguramente que conocerás la vida de José. Él tuvo sueños. Y no hubo nada ni nadie que impidiera seguir soñando, ni siquiera la proximidad de la muerte.

El sueño de un joven de diecisiete años alteró el curso de la humanidad.

 

Caballeros dice algo realmente emocionante:

 

“No importa cuántos reveses hayas tenido. Dios tiene un tiempo escrito en el libro de la vida donde está el día, el mes, el año y la hora de tu victoria. El cumplimiento de su sueño llegará como llegó el de José”.

Si tenés una visión del Señor, sujetate de ella. Si tenés un sueño de Dios, hacelo tuyo y éste transformará tu vida. El día que decidas querer cambiar con suficientes fuerzas, será el primer día de tu nueva vida.

 

¡Vamos amigo!

Ya es tiempo que salgas del encierro de tus rutinas. Es el momento de volver a ponerse de pie, levantar la cara para mirar al Cielo y decir “SI, QUIERO”.

Necesitamos soñar los sueños de Dios, necesitamos desear los deseos de Dios. Necesitamos ver las visiones de Dios y aferrarnos a su voluntad para nuestra vida.

Y te digo que la gente necesita ver en tus ojos una visión.

Las personas necesitan de tus ganas de hacer, de tu deseo de vivir, necesitan que todas las mañanas les muestres la dirección que vos mismo tomarás.

Probablemente aspirabas a un futuro diferente del que tenés hoy, pero quiero decirte que no es tan tarde. No importa cuántas dificultades has atravesado, no importa si fuiste a parar a una cisterna, o si tus hermanos te vendieron. Dios hará tu sueño realidad, lo verás y te gozarás.

Viajá a través de tu pasado y desempolvá tus sueños. Buscá tus sueños guardados y quitales el polvo.

Dios te dio un sueño y ni el diablo ni nadie te robarán lo que Dios te dio. Será tuyo, lo tendrás y lo disfrutará tu descendencia.

Levantate, triunfá, demostrá el señorío de Jesús en tu vida. Hacé que tus sueños afecten a los demás, que tus sueños transformen tu nación. El Reino está en vos. Ponete firme, enderezá los hombros, la mirada erguida, una sonrisa en los labios y salí a conquistar tus sueños.

 

Tus sueños pueden transformar tu nación, dice el pastor Caballeros. Lo que necesita esta sociedad en que vivimos es personas que tengan una visión, que se animen a salir del gris y la mediocridad de una vida que no va hacia ningún lado y propongan un camino, una dirección, una meta a cumplir.

Jesús Adrián Romero escribió un hermoso relato de una experiencia con su hijo, que también enriquece lo que venimos compartiendo:

 

Un día me encontraba leyendo en la sala de mi casa y llegó mi hijo Adrián. Él era pequeño aún y llevaba en sus manos un arco y una flecha; posicionó la flecha, estiró el arco y apuntó hacia donde yo estaba. En ese momento pensé que me sacaría un ojo pero realmente la flecha ni siquiera llego a donde yo estaba.

Después de eso le pedí el arco y le hice algunos ajustes. Al terminar salí con mi hijo al patio de la casa, le pedí que tomara el arco y se preparara para lanzar la flecha, pero antes de que lo hiciera puse mis manos encima de sus manos y juntos estiramos el arco. En el momento de lanzar la flecha voló mucho más alto y lejos que lo que él había logrado en su propia fuerza. La flecha cruzo el patio de nuestra casa y cayó del otro lado de la calle. Mi hijo estaba sorprendido de la hazaña.

Esto es lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros. Seremos sorprendidos cuando El ponga sus manos sobre nuestro arco débil.

No importa cuan grande sea nuestro talento o nuestra habilidad, los sueños de Dios se alcanzan con el poder de Dios.

No importa que tan pocos o abundantes sean nuestros recursos. Los sueños de Dios se alcanzan con los recursos de Dios.

 

Esta parece que es la pista. Volver a emprender nuestros sueños, volver a desempolvar nuestras utopías, volver a rescatar nuestra capacidad de soñar… pero esta vez pedirle a Dios que sea quien nos ayude a estirar el arco, para que el alcance de la  flecha pueda orientarse y tomar la fuerza necesaria para dar en el blanco.

 

Isaías 45:2-3  "Yo iré delante de ti, derribaré las montañas, romperé las puertas de bronce y haré pedazos las barras de hierro. Yo te entregaré tesoros escondidos, riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que Yo Soy el Señor, tu Dios, que te llama por tu nombre.”

 

 

Es el mismo Dios, tu Padre y mi Padre, que nos habla hoy a través del profeta Isaías. Él está haciendonos una promesa. ¿Estaremos dispuestos a aceptar el desafío?

 

HECTOR SPACCAROTELLA          

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

 

(Lo escrito en cursiva es texto original de un mensaje de Harold Caballeros y otro de Jesús Adrián Romero)

 



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Resposta  Missatge 2 de 3 del tema 
De: Dios es mi paz Enviat: 18/01/2013 22:08
 
 
Buenas noches, muy buen mensaje hermano! no hay que perder los sueños ni los deseo de soñar!Araceli

Resposta  Missatge 3 de 3 del tema 
De: Lolis Navarrete Enviat: 10/03/2013 04:34
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