La ética en la fecundación asistida.
(Resultado de entrevistas)
Hoy en día la medicina ofrece muchas posibilidades para que un matrimonio que no puede tener hijos los tenga; muchas opciones para que los distintos problemas de infertilidad se solucionen o, por lo menos, puedan ser estimulados para corregirse.
¿Cuáles de ellos son aceptables a ojos de Dios?
¿cuáles de estos métodos para aumentar la fertilidad en el matrimonio, son éticamente correctos?
y ¿cuáles son espiritualmente correctos?.
Quiero compartir opiniones que recopile de diferentes personas, paseando por todas las edades, de veinte a sesenta años, también tengo la opinión de un pastor. La idea es que podamos ver que es lo que cada uno tiene incorporado como métodos correctos o no para que un matrimonio pueda tener un hijo.
En la encuesta que realicé a personas de diferentes edades, la consigna era la siguiente:
La medicina, la ciencia ofrece, hoy en día, varios métodos de fecundación asistida para los matrimonios que tienen dificultades, ¿qué opinas sobre ellas?:
-Bebés de probeta, es decir, fecundación in vitro. Se toma el semen del hombre, sus espermatozoides, se toma un óvulo de una mujer y fuera del vientre materno, se fertiliza ese óvulo y luego se vuelve a reinsertar en el vientre de la mamá. Este es el más antiguo de los métodos. La primera bebé de probeta o in vitro, nació en mil novecientos setenta y ocho, en medio de enormes polémicas, porque habían muchas voces en contra de esto.
-Una abuela puede tener la capacidad de dar a luz a su nieto, porque su hija no es fértil, de modo que esta mujer es, a la vez, abuela y madre del bebé. El papá, su yerno, da su semen para que pueda quedar embarazada su suegra. Esta situación es más frecuente de lo que nos imaginamos.
-Alquilar un vientre materno. Cuando la esposa es estéril, con el semen del marido se alquila el vientre de otra mujer a la que le paga para que lleve adelante el embarazo.
-Inseminación artificial. A través de la vía vaginal o por vía quirúrgica, se insemina artificialmente a la esposa con semen del esposo, cuando la vía normal no funciona.
-Si el esposo es estéril, se puede recurrir a un donante anónimo. Existe lo que se llama banco de esperma. Alguien me decía -cuando uno adopta un hijo, los genes del niño son de otras personas, es lo mismo-, pero también mucha gente esta en desacuerdo, como ya lo veremos más adelante.
-Otra posibilidad que ofrece la ciencia, relacionada con lo que venimos mencionando, es la inseminación artificial con semen del marido congelado. Por ejemplo, un esposo que falleció tiempo atrás, al que en su momento se le saco, guardó y congeló el semen, para que años después su viuda quede embarazada.
Estos diferentes métodos son muy utilizados por los homosexuales. Así, por ejemplo, una pareja de lesbianas, puede tener un hijo por medio de la inseminación a una de las dos mujeres.
Respuestas: la mayor parte de los entrevistados, son personas que no participan activamente de la iglesia; por eso me parece importante, es la opinión de la gente sin una cuestión religiosa que pueda marcar rumbo.
-Jorge (sesenta y dos años) “De todas las opciones que mencionas, estaría de acuerdo con la inseminación directa en el útero de la mujer y con la inseminación in vitro. No estoy de acuerdo con el alquiler de vientres ni con a estimulación química por medio de medicamentos. No me parece que tengan que haber terceros en la gestación”.
-Marcelo (cuarenta años) “No estoy de acuerdo con la inseminación in vitro, me resulta muy poco humano. Que una abuela que tiene la capacidad, de a luz a su nieto creo que esta bien, está dentro de los parámetros que me tengo permitidos, por lo menos así hay una unidad consanguínea. Alquilar el vientre materno de una persona desconocida, solo lo considero aceptable como ultima opción, me parece mejor recurrir a algún familiar. En caso de que el problema lo tenga el hombre, estoy de acuerdo con la donación anónima de esperma, obviamente con todos los estudios y recaudos tomados y, con la seguridad de que se mantenga toda la vida anónimo.
No me parece que este mal congelar el semen del marido fallecido para concebir más adelante, ni tampoco creo que este mal que las parejas homosexuales, en este caso el ejemplo de lesbianas, adquieran semen ya sea comprándolo o yendo a un centro para que las inseminen y puedan tener un hijo.
Lo único con lo que no estoy de acuerdo, es con la inseminación in vitro porque, como dije antes, me resulta muy poco humano; se vuelca todo a la ciencia, si bien en todas las opciones esta la ciencia en el medio, me parece que ahí se pierde la parte humana. Pero con el resto de los métodos si estoy de acuerdo”.
La opinión de Marcelo es muy similar a la visión que encontré en las iglesias, el aceptar métodos que respeten la propia naturaleza. Si la naturaleza divina a dotado a personas, para la procreación, con un aparato sexual determinado, solamente se podrían engendrar hijos mediante el uso natural de este órgano, entonces, si naturalmente una pareja no puede tener hijos, ya sea por problemas en el varón o en la esposa, según esta teoría, las opciones serían, por ejemplo, adoptar un hijo, pero no buscar científicamente la estimulación de otras posibilidades. Esto tiene que ver con la ética, con lo moralmente aceptado, cualquier intento en otro sentido sería ir contra natura, es decir, fuera de la naturaleza.
Pastor Luis Acevedo (al rededor de sesenta años) “En primer lugar quiero decir que no voy a dar la voz de las iglesias, ni siquiera de la denominación evangélica a la cual pertenezco, sino mi pensamiento personal. Voy a comenzar con una ilustración, los anteojos se inventaron para las personas que estaban perdiendo la visión, por la edad o por alguna otra causa, los audífonos para las personas que tienen la audición natural disminuida, la dentadura postiza para aquellos que han perdido los dientes, una mano, un pie o una pierna ortopédica para aquel que perdió ese miembro del cuerpo. Por eso, yo creo que en este caso, tenemos que utilizar el avance de la ciencia y echar mano de ello.
Hay mucha gente que no puede tener familia, se dice que un treinta por ciento de veces es por problemas en el varón otro treinta por ciento suele ser problema de la mujer, otro treinta por ciento suele ser problema de los dos y un diez por ciento por causas desconocidas. Y el ansia de tener un bebé, que es natural en todo ser humano, hay que suplirlo echando mano de la ciencia. Yo creo que el matrimonio debe resolver el problema, queda a su criterio, ellos tienen que sentarse, seriamente, orar a Dios, y decidir.
Yo lo único que digo es que esta bien usar la ciencia, por supuesto que algunas de las opciones son raras, como alquilar un vientre, pero es algo que debe decidir el matrimonio. Si a la iglesia que yo pastoreo, viene un matrimonio que quiere actuar de esa manera, de mi parte tienen vía libre.
Deseo que los matrimonios que tienen este problema no se cierren, abran su corazón y su mente para buscar a Dios, no se angustien por no poder tener un bebé, ya que la ciencia tiene anteojos, audífonos, dentaduras postizas, miembros ortopédicos y platinos para poner en distintas partes del cuerpo cuando quieren que funcione bien, entonces echen mano de la ciencia en este caso también”.
La opinión del pastor Luis me abre más panoramas, él dice que así como recurrimos a la ciencia para por ejemplo, ponernos una prótesis dental o un audífono, así también podemos recurrir a la ciencia para apoyarnos en ella cuando hay problemas de fertilidad o en la concepción de hijos. Le da la posibilidad a la ciencia para que pueda opinar y ayudar a los matrimonios con estas problemáticas.
Pero el pastor dijo algo más y esto me parece vital, que la pareja se ponga en un mismo espíritu y oren a Dios pidiendo dirección, que puedan planificar, con la ayuda de Dios, por qué camino quieren ir y que tanto el marido como la mujer, se sientan seguros de ir en la misma dirección, compartiendo la misma necesidad y de acuerdo con el método que emplearan. En caso de presentarse dudas, es importante que recurran juntos a un médico, a un pastor, a quien les parezca, para pedir ayuda y asesorarse.
Planificar la vida matrimonial, fijarse metas como pareja, me parece que es fundamental. Cualquier decisión que este relacionada con el futuro que están construyendo como familia tiene que ser compartida y apoyada en la misma dirección por los dos miembros del matrimonio, eligiendo el método que a los dos los haga sentir mejor y les de paz.
Hablando con el pastor Luis sobre el tema, encontré un tercer tema de reflexión, las iglesias rechazan el método de fertilización in vitro, porque el semen del esposo se obtiene por medio de procesos masturbatorios y hay iglesias que no están de acuerdo con la masturbación del hombre o de la mujer, cualquiera sea la motivación, incluso esta.
Cuando elegí trabajar sobre este tema no me propuse dar una cátedra de teología, simplemente necesitaba informarme al respecto, creo que a mucha gente le puede venir bien reflexionar sobre el tema, aprender y abrir la mente para escuchar opiniones de distintas personas.
Pedro (veinte años) “Me parece bien porque se puede ayudar a parejas que no puede fecundar, a tener hijos, con el óvulo de la mujer y los espermatozoides del hombre. Lo que no me parece para nada bien, es cuando crían un hijo, por ejemplo, con espermatozoides adquiridos de otra persona para fecundar, en mi caso, no lo sentiría como propio, a no ser que sea extremadamente necesario. Me parece bien ayudar a las parejas, si están de acuerdo los dos, a fecundar, poder crear vida. No todos los métodos son válidos, pero si creo que se puede ayudar para que sea de natural de manera asistida. No estoy de acuerdo con recurrir a un banco de esperma ni con alquilar un vientre, honestamente, no me entra en la cabeza, entiendo la desesperación de las personas, pero me parece mejor adoptar, hay tantos chicos que están solos”.
Ramón (cuarenta y dos años) “Me parece que las inseminaciones, sea in vitro o vía uterina, son las más aceptables, porque siempre esta el lazo entre el hombre y la mujer que constituyen ese matrimonio. Buscar semen en un banco no me parece ilógico, no va a ser tuyo, pero hay que tener en cuenta la necesidad de la pareja de tener un hijo. Es decir, en la búsqueda del retoño de ese amor, por decirlo de alguna manera, todas son válidas, pero en mi caso puntual, me parece que lo que mantenga el lazo entre los miembros de la pareja es lo más válido, del resto de los métodos no elegiría ninguno. Supongo que depende de la necesidad de tener un hijo, si están muchos años buscando un embarazo y no pueden, van a tomar la que puedan para tener una descendencia.
No alquilaría un vientre porque estás pagando para tener un hijo, tampoco compraría semen en un banco, porque si bien va estar a tu nombre, no es tuyo”.
Elizabeth (cuarenta y nueve años) “Es una pregunta que me es muy difícil de contestar, porque todos los métodos de fecundación asistida, gracias a Dios, no han sido una preocupación en mi vida. Esto me lleva a tener cierta distancia con el tema y mucho respeto por aquellas familias, parejas, sobre todo por aquellas mujeres que tienen alguna dificultad para procrear. Me parece que sería muy irrespetuoso de mi parte opinar alegremente que haría yo, después de haber tenido la dicha de ser madre sin ninguna dificultad. Y tengo a mi esposo conmigo y juntos vivimos la aventura de ser padres. De solo pensar en la imposibilidad de quedar embarazada, sinceramente no se que no hubiera hecho, ni se como lo hubiera encarado, entonces me parece que es hablar de una fantasía y esto lo vivo como algo irrespetuoso.
Seguí los avatares de la ciencia en estos últimos treinta años y me tocó conocer gente que tuvo que hacer esfuerzos increíbles para concebir, una vez viaje con un señor que tenía cuatrillizos, me contó la cantidad de tratamientos a los cuales habían asistido para poder concebir, yo pienso en cualquiera de mis hijos multiplicado pos dos, por tres o por cuatro y me muero.
Creo que cuando hay una necesidad vital o una cuestión tan delicada como esta, depende de como lo viva la persona, la pareja, en que momento de su relación con Dios están. Considero que lo mejor que puedo hacer, ante estos temas sobre los que, gracias a Dios, nunca tuve que tomar decisiones, es ser respetuosa.
Yo no creo que todo sea válido, pero no puedo ponerle un límite a la otra persona, porque no soy quién para decirle a esa mujer o a ese hombre hasta donde si y hasta donde no, me tendría que sentar a evaluar un montón de cosas pero no es mi rol en esta sociedad estudiar sobre el tema. Yo no puedo evaluar a nadie, no soy quién para decir que si y que no.
Comparto con gente conocida que tomó la decisión de adoptar a un bebé y por las cosas que pasan se me arruga el corazón, porque primero tienen que pasar por una espera terrible, que bueno de alguna manera puede asemejarse a la espera que tenemos las mamás con los nueve meses de gestación, pero me parece inhumano que pasan años esperando que un día les golpeen la puerta para sacarles el bebé que adoptaron, esperando ver que pasa con los padres biológicos, eso no nos pasa a las mamás que tenemos a nuestros propios hijos, nadie puede cambiar de idea y llevárselos. Viven situaciones que erosionan a la propia pareja y no me parece algo saludable. El sistema argentino de adopción es nefasto, uno dice bueno habiendo tantos chicos sueltos ¿por qué no se adopta?, nosotros intentamos ser familia sustituta y, realmente, es una vergüenza el sistema y lo digo con todas las letras.
Por eso soy respetuosa de esas mujeres y de esas parejas que añoran tener un hijo y sueñan con prolongar sus vidas, con dar su amor, no se que hubiera hecho en caso de no poder tener a mis hijos. Creo que hay límites, por ahí yo se cual es el mio, pero no soy quien para hablar de los demás”.
Esta opinión me lleva a preguntarme ¿cómo hace uno para ponerse en la piel del otro?, para decirle -esto que vas a hacer es correcto o no-. Cada pareja vive su propia historia, su propia realidad y construye el destino de su familia. Uno lo que puede hacer es mostrar panoramas, opciones y que cada uno busque después el camino que le parece más correcto. Es parecido a lo que decía el pastor Luis, abrir el juego para que cada quien tome, con libertad, sus propias decisiones.
Ya no nos manejamos a través de la ley -esto esta bien y esto mal- sino a través de la gracia de poder tomar en libertad y a pleno gozo nuestras propias decisiones.
HECTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
www.puntospacca.net
Desgrabación del mensaje (original en audio), adaptación y edición del texto:
MARIA CLARA SPACCAROTELLA
cspacca@hotmail.com
Si estás interesado en profundizar estos temas, tenemos nuestro libro “fecundación asistida: ¿éticamente correcto? A tu disposición.