Reconoce lo que pides
Hay un dicho popular que dice “cuidado con lo que pides, se te puede conceder” ¿lo has escuchado? Creo que, dentro de todo, tiene algo de real.
No sé si tú eres como yo o ya has aprendido cosas que me ha costado trabajo aprender, pero si nos parecemos convendrás conmigo en que siempre estamos pensando en aquellas cosas que queremos (sean materiales o no), en nuestros sueños y en los planes que tenemos a futuro. Varias veces en el día te encuentras evocando estos deseos y planeando cómo llegar a concretar tus deseos, igual que yo.
Ahora mismo puedo citar un ejemplo muy cotidiano. Hace más de un mes compré un sofá para amoblar mi casa nueva. Cuando lo compré me dijeron que se demoraría en llegar y marqué en el calendario el día pactado Durante el tiempo en que no llegaba, pensaba en qué parte del living lo pondría, con qué cojines y una serie de asuntos domésticos más. Cuando llegó y lo ubiqué en el lugar previamente seleccionado me alegré y lo primero que hice fue pensar en que la alfombra que tenía puesta no se veía bien con la nueva adquisición. O sea, no alcancé ni a disfrutar del sofá cuando ya pensaba en lo que quería cambiar o en lo que deseaba adquirir a continuación.
Muchas veces en nuestra vida nos pasa lo que le pasó a mi pobre sofá, lo que esperábamos llega a nuestra vida y no somos capaces de reconocerlo, y es más, no somos capaces de valorarlo como LO que esperábamos, esta cosa única que nos movía para conseguirla, para alcanzarla. El exitismo de nuestra sociedad nos impulsa a siempre querer conseguir logros académicos, sociales, materiales y cuando los conseguimos…no son suficientes.
Hay hechos en la historia que dan cuenta de esto. Hace muchísimos años atrás existió para un pueblo esclavo la promesa de que vendría un libertador a sacarlos del sometimiento y a darle sentido a sus vidas. Por años este pueblo soñó y habló de este libertador, a los niños se les contaban estas historias antes de dormir y cada año se hacían fiestas esperando a aquél “héroe” que vendría a darle humanidad y dignidad a sus vidas. Cuando este hombre apareció, no lo reconocieron, no creyeron que era a quién esperaban. Este pueblo es el pueblo judío, y este hombre era Jesús. Hasta el día de hoy, los judíos esperan al Mesías…
Que no nos pase lo mismo a nosotros, seamos capaces de reconocer cuando llega a nuestra vida aquello que esperamos, aquello por lo que hemos invertido tiempo y vida; no bajemos la guardia ni bajemos las antenas, muchas cosas que has esperado y has querido ya están en tu vida y no las has podido reconocer. Abre bien los ojos, abre tu corazón y te encontrarás cara a cara con aquello que creíste que nunca llegaría y que, lo más probable, siempre estuvo allí, cerca de ti, contigo…
Autora: Poly Toro
Hay un dicho popular que dice “cuidado con lo que pides, se te puede conceder” ¿lo has escuchado? Creo que, dentro de todo, tiene algo de real.
No sé si tú eres como yo o ya has aprendido cosas que me ha costado trabajo aprender, pero si nos parecemos convendrás conmigo en que siempre estamos pensando en aquellas cosas que queremos (sean materiales o no), en nuestros sueños y en los planes que tenemos a futuro. Varias veces en el día te encuentras evocando estos deseos y planeando cómo llegar a concretar tus deseos, igual que yo.
Ahora mismo puedo citar un ejemplo muy cotidiano. Hace más de un mes compré un sofá para amoblar mi casa nueva. Cuando lo compré me dijeron que se demoraría en llegar y marqué en el calendario el día pactado Durante el tiempo en que no llegaba, pensaba en qué parte del living lo pondría, con qué cojines y una serie de asuntos domésticos más. Cuando llegó y lo ubiqué en el lugar previamente seleccionado me alegré y lo primero que hice fue pensar en que la alfombra que tenía puesta no se veía bien con la nueva adquisición. O sea, no alcancé ni a disfrutar del sofá cuando ya pensaba en lo que quería cambiar o en lo que deseaba adquirir a continuación.
Muchas veces en nuestra vida nos pasa lo que le pasó a mi pobre sofá, lo que esperábamos llega a nuestra vida y no somos capaces de reconocerlo, y es más, no somos capaces de valorarlo como LO que esperábamos, esta cosa única que nos movía para conseguirla, para alcanzarla. El exitismo de nuestra sociedad nos impulsa a siempre querer conseguir logros académicos, sociales, materiales y cuando los conseguimos…no son suficientes.
Hay hechos en la historia que dan cuenta de esto. Hace muchísimos años atrás existió para un pueblo esclavo la promesa de que vendría un libertador a sacarlos del sometimiento y a darle sentido a sus vidas. Por años este pueblo soñó y habló de este libertador, a los niños se les contaban estas historias antes de dormir y cada año se hacían fiestas esperando a aquél “héroe” que vendría a darle humanidad y dignidad a sus vidas. Cuando este hombre apareció, no lo reconocieron, no creyeron que era a quién esperaban. Este pueblo es el pueblo judío, y este hombre era Jesús. Hasta el día de hoy, los judíos esperan al Mesías…
Que no nos pase lo mismo a nosotros, seamos capaces de reconocer cuando llega a nuestra vida aquello que esperamos, aquello por lo que hemos invertido tiempo y vida; no bajemos la guardia ni bajemos las antenas, muchas cosas que has esperado y has querido ya están en tu vida y no las has podido reconocer. Abre bien los ojos, abre tu corazón y te encontrarás cara a cara con aquello que creíste que nunca llegaría y que, lo más probable, siempre estuvo allí, cerca de ti, contigo…
Autora: Poly Toro