La confesión implica humildad y ésta, a los ojos de Dios, tiene mucho valor.
Un labrador fue con su hijo a un campo de trigo ya dorado, a punto para la siega. -«¿Ves, padre?» -exclamó el muchacho-, «¡cuan derechos sostienen su cabeza estos tallos! Deben ser los mejores. Los otros cuya cabeza cuelga, no deben ser muy buenos». El labrador arrancó un tallo de cada clase y los mostró al hijo: -«¿Ves?: este tallo que cuelga lleno de modestia está lleno de grano. Éste, enhiesto, no tiene casi grano en su espiga».
Es necesario ser franco y abierto ante Dios y ante los hombres. Debemos..ser sinceros y francos con no-sotros mismos. Un soldado dijo en una reunión de avivamiento «Camaradas soldados: no estoy entusiasmado, estoy convencido, esto es todo. Creo que debería ser un cristiano; que debo decíroslo, y pediros que vengáis conmigo, y si ahora va a haber una llamada para que los pecadores acudan a Cristo, yo iré, no para hacer ostentación, porque el hacerla es pecado. No iré porque quiera hacerlo, porque de buena gana me quedaría en el asiento; pero, yendo, diré la verdad. Debería ser un cristiano, quiero ser un cristiano; y presentarme para la oración, es decir, la verdad de la cosa». Le siguieron más de otros veinte soldados.
De las palabras de Faraón: «Orad a Jehová para que quite las ranas de mí» (Éxodo 8:8), dijo lo siguiente Spurgeon: «Esta súplica u oración tiene una falta fatal: No contiene confesión de pecado. No dijo: "Me he rebelado contra el Señor; ruego que se me perdone.". Nada semejante; sigue amando el pecado como antes. Una oración sin penitencia es una oración que qo es aceptada. Si no va regada con lágrimas se marchita. Has de venir a Dios como pecador por medio de un Salvador, no hay otro camino. El que viene a Dios como un fariseo, con: "Dios te doy gracias que no soy como los demás hombres", nunca llega muy cerca de Dios; pero el que grita: "Señor, ten misericordia de mí, pecador", ha llegado a Dios por el camino que Él mismo ha designado. Tiene que haber confesión de pecado ante Dios, o nuestra oración es defectuosa».
Si esta confesión de pecado es profunda entre los creyentes, ha de serlo entre los no convertidos también. Nunca he sabido que hubiera fallado. Ansio que Dios avive su obra en los corazones de sus hijos para que podamos ver la gran pecaminosidad del pecado. Muchos padres están ansiosos de que se produzca la conversión de sus hijos. He recibido hasta cincuenta mensajes de padres en una sola semana, extrañándose de que sus hijos no sean salvos, y pidiendo que ore por ellos. Me atrevo a decir que cuando esto ocurre, por regla general, la falta-está en nuestra propia puerta. Debe haber algo en nuestra vida que estorba. Puede ser algún pecado secreto que impida la bendición. David vivió en un gran pecado, durante meses, hasta que Natán apareció. Oremos a Dios que venga a nuestro corazón y haga sentir su poder. Si es el ojo derecho el que estorba, fuera el ojo derecho; si la mano derecha, fuera la mano derecha; para que podamos tener poder con Dios y con el hombre. Moody