Recientemente, el Espíritu Santo me dio una palabra inusual, una que no quería oír. Él me dijo: “Estás atado a una visión muy limitada de los océanos de ternura y amorosa misericordia del Señor. Has soportado mucha culpa, condenación y miedo porque no has permitido que el Espíritu Santo revele la inmensidad de Mis misericordias perdonadoras, sanadoras y reconciliadoras. ¡No me conoces por mi ternura!”
Dios me mostró que esa es una de las causas por las cuales muchos se están rindiendo y apartándose. Cuando un pecado ataca, cuando Satanás viene como una inundación, cuando caes en algún viejo hábito o pecado, el diablo crea esclavitud. Primero, la culpa viene como inundación, después el miedo llena tu corazón. Una sensación de total fracaso e impotencia embarga tu alma. En este punto, a la mayoría de los creyentes se les acaba la gracia, porque su visión de la misericordia de Dios es muy limitada.
Satanás viene a ti y te dice: “Has alcanzado tu límite. Has confesado su pecado vez tras vez. No hay manera de que Dios te perdone ahora, porque has pecado contra la luz. Si vuelves y confiesas una vez más, te darás la vuelta y pecarás de nuevo. ¡Así que renuncia ahora!”
El diablo no quiere que veas el océano de misericordia de Dios… ¡Quiere que veas sólo un chorrito de agua! Debido a nuestra ignorancia del amor perdonador de Cristo y su poder restaurador, somos destruidos. Nos quedamos sin misericordia para nosotros mismos porque estamos terriblemente atados por una visión limitada. ¡Nuestros ojos aun no se han abierto a las misericordias sin fin de nuestro tierno Padre! Estamos tan atados por una visión falsa y limitada de sus misericordias, que nos resulta casi imposible creer o aceptar lo que Santiago dijo: “[hemos] visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.”(Santiago 5:11).
Este versículo significa que: “Dios se quebranta fácilmente por nuestros problemas y dolores. Él siente nuestro dolor y nuestros fracasos, y Él es bondadoso y compasivo para con nosotros. Él nos amó, aun cuando éramos sus enemigos. Incluso cuando le ofendemos, Él está dispuesto a ayudarnos, restaurarnos y perdonarnos.”
La palabra misericordia significa “un trato amable y compasivo de un infractor bajo nuestro poder”. Dios tiene el poder para condenarnos al infierno cada vez que pecamos, Él nos tiene bajo su control y puede hacer con nosotros lo que le plazca. Y le place a Su corazón tierno ser compasivo, amoroso y bondadoso para con los que le han fallado más.