Uno crece
Imposible atravesar la vida,
sin que un trabajo salga mal hecho
sin que una amistad cause decepción,
sin padecer algún quebranto de salud
sin que un amor nos abandone,
sin que nadie de la familia fallezca,
sin equivocarse en un negocio.
Ese...ese es el costo de la vida.
Sin embargo, lo importante no es lo que
suceda, sino como se reacciona.
Si te pones a coleccionar heridas
eternamente sangrantes,
vivirás como un pájaro herido
incapaz de volver a volar.
Uno crece...
Uno crece cuando no hay vacío de esperanza
ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.
Uno crece cuando acepta la realidad
y tiene aplomo para vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene
voluntad de trabajar para cambiarlo.
Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos.
Uno crece cuando abre camino dejando
huellas, asimilando experiencias,
¡Y siembra para poder cosechar!
Uno crece cuando se es capaz de afianzarse
con residuos de ilusiones,
capaz de perfumarse con residuos de flores.
Uno crece ayudando a sus semejantes
conociéndose a sí mismo y dándole
a la vida más de lo que recibe.
uno crece cuando se planta para no retroceder.
Cuando se defiende como águila para
no dejar de volar,
cuando se clava como ancla
y se ilumina como una estrella.
Entonces...entonces es, cuando uno crece.
Uno crece cuando se entrega
de corazón a los propósitos de Dios.
Uno crece dejando que Jesús
lo acompañe a lo largo de su vida.