Una encuesta reciente muestra que más de la mitad de la población duda de la próxima generación disfrute de la calidad de vida que ahora tenemos. Al enfrentarse a los afanes y a las incertidumbres de la vida, algunos pudieron preguntarse si es de verás posible existir el gozo verdadero.
Quiero dejar claro por escrito que si existe y además puede perdurar en ti, pero este se debe a una profunda relación con Dios. A través de la persona de su Hijo Jesucristo.
Cuando presentamos humildemente nuestras necesidades ante Él, será entonces cuando obtendrás la paz y el contentamiento que necesita tu vida. Permita que esta reflexión lo anime a pensar en la provisión de Dios dice: “Regocijaos en el señor siempre otra vez digo ¡Regocijaos!”(Fil. 4:4)
Es difícil regocijarse en el Señor cuando no estamos firmes en nuestra relación con Él. Pero cuando existe en nuestras vidas una buena relación con Dios, pueden venir las adversidades cuales sea, lucha, conflictos, problemas en el ámbito social y familiar, etc.
Siempre habrá gozo en ti pues has puesto tu fe y convicción en el señor. “Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza” (Salmo 40:4).
El gozo al que la Biblia manifiesta se refiere no al mismo que la alegría y el revuelo del mundo, la cual la arruinan fácilmente las circunstancias desfavorables y las situaciones difíciles. No así, el verdadero gozo que por medio de Cristo, Dios quiere que el hombre obtenga en medio de una relación íntima con Él.
Además, no tendrás un gozo y paz interna sino que también se hará notoria exteriormente, será un testimonio admirable del amor de Cristo en tu corazón. Manteniendo una actitud semejante a la de Jesús aún en las situaciones difíciles en el transitar de esta vida. Porque podrás decir como manifestó un hombre en cierta ocasión cuando dijo: “Todo lo puedo en cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).
¿De qué forma puede usted mostrar gentileza? Si por el carácter proveniente en el gozo de Cristo o por un gozo que esta pronto a derribarse.
Si es por el “gozo verdadero” que ofrece Cristo, te invito a aceptarlo como tu Señor y Salvador repitiendo esta oración: “Padre Celestial en este momento acepto este mensaje a través de este escrito, por lo cual he comprendido que no quiero vivir teniendo en mi vida una paz y gozo infuso y sin fundamento. Quiero que invadas mi corazón de tu perdurable gozo y paz verdadero que solo mana de ti y que ahora sea mi verdadero fundamento. Para andar en este mundo guiado por tu voluntad plasmado en tu palabra invertida en la Biblia. En el nombre de Jesús Amén”.