En su libro”Cuando Dios susurra tu nombre”, Max Lucado dice: “Los verdaderos héroes son difíciles de identificar. No parecen héroes… ¿Saben los héroes cuando realizan actos heroicos? Pocas veces. ¿Los momentos heroicos se reconocen como tales cuando suceden...? Rara vez vemos la historia cuando se genera y casi nunca reconocemos a los héroes".
Allí hace referencia a personajes que han hecho historia en la humanidad, pero que no tuvieron un fuerte reconocimiento en su momento. Pasaron casi inadvertidos. No tuvieron grandes aplausos. Por el contrario, en la mayoría de los casos, sufrieron críticas y humillaciones.
Conozco muchos héroes: ahí va un muchacho conocido, con serios problemas y limitaciones, que se propone cada día sacarle una sonrisa a por lo menos una persona. También me cruzo con una madre que, abandonada por su marido, lucha cada día por salir a flote con sus hijos. Por otras calles camina una adolescente que tuvo que crecer de golpe ya que debe cuidar de su madre quien sufre una grave enfermedad. Son sólo un puñado de ejemplos de los tantos que podría mencionar.
Héroes que no han de salir seguramente en la tapa de una revista o un diario, pero que cada día, más de una vez con pocas fuerzas, realizan hazañas a favor de otras personas que les rodean.
Hay tantas historias que te conmueven. Allí ves la entrega y el sacrificio por una causa. Veo, por ejemplo, un ejército de gente que, desde el voluntariado, ofrece su tiempo, su dinero y su esfuerzo en búsqueda de hacer algo por los que sufren. No son perfectos. Tienen debilidades personales. Pero logran sacarte más de una lágrima con sus gestos de grandeza. No han nacido en las mejores condiciones. Podrían haber caído en la autocompasión y dedicarse a llorar cada día de su vida. Pero, a pesar de todo, vuelven a levantarse cada mañana dispuestos a cumplir su misión.
Desde este lugar, mi homenaje (nuestro homenaje) a cada uno de esos héroes que están leyendo estas páginas.
Imagínate que en este momento nos hemos puesto de pie para aplaudirte, para darte las gracias por tu nobleza. Tu ejemplo es una inspiración para cada uno de nosotros. No dudes de que te estamos observando. Aprendemos de ti. Nos das fuerzas para dejar de lado lo peor que hay en nosotros. Damos gracias a Dios por todo lo que hace a través tuyo.
No aflojes. Estás haciendo historia. Hay una huella que estás impregnando en otros. Quizá no alcances a ver el resultado definitivo de tu obra. No te corresponde a ti preocuparte por el resultado final. Deja que Dios se encargue de completar aquello que escapa a tu poder de influencia.
Y si te eres un héroe que se apagó por la ingratitud y el menosprecio de los demás, te ruego (sí, te ruego) que te reconectes con lo que fuiste. Más de uno estará extrañando ese don maravilloso que Dios ha puesto en tu vida.
Amigo, no midas las circunstancias por los resultados transitorios. "No nos cansemos pues de hacer el bien, porque a su tiempo, cosecharemos, si no desmayamos" (La Biblia).
GUSTAVO BEDROSSIAN