Canto
En el tiempo de Cuaresma se nos invita a la CONVERSIÓN, al
Cambio, pero…
¿Qué quiero cambiar, Señor? ¿En qué me puedo convertir?
Convertirse es mirar en otra dirección, más allá, más lejos,
Más profundo.
TODOS: Convierte mi mirada, Señor, para que sepa
ver el amor escondido; para que descubra las heridas
de quienes me rodean, y quiera curarlas; para que vea
más problemas reales y menos figurados; para que perciba
las lágrimas ajenas.
Transforma mi mirada, Señor, para que intuya las posibilidades
de paz, de concordia, de justicia, de amor.
Convierte mi mirada, Señor.
Convertirse es comprometerse un poco más, un poco mejor...
TODOS: Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Ayúdame a luchar por mi familia. Dame coraje para perseverar cuando el camino se haga difícil. Dame paciencia para sobrellevar los obstáculos sin rendirme. Dame ilusión para seguir creyendo cuando me quede sin apoyos. Dame fuerza para complicarme en batallas buenas. Dame manos para acariciar, pies para caminar, palabra para cantar, siempre a favor de un mundo bueno. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor.
Jesús hoy nos dice que “Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades”
TODOS: Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación nueva. Fe en que los seres humanos somos capaces de algo verdaderamente grande. Dame fe, Señor, en que, a pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, en mí, en mi marido y mis hijos. Dame fe y fuerzas para comenzar hoy este camino de conversión.
Momento de silencio
TODOS:
Ayúdame, Dios mío, por tu bondad.
Perdóname por lo que no hago bien, tú sabes cómo soy.
Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me das sabiduría.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me dejes vagar lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación,
Hazme vibrar con espíritu generoso:
entonces mi vida anunciará tu grandeza, enseñaré tus caminos a quienes están lejos,
los que se alejan volverán a ti.
Hazme crecer, Dios, Salvador mío, y mi lengua cantará tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los querrías.
(Alimento de vida